Por la boca….Sánchez el “embudista”

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un acto durante la campaña electoral de Castilla y León
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un acto durante la campaña electoral de Castilla y León

Si Vox es la ultraderecha y se sitúa a la diestra del propio Partido Popular, Podemos es la ultraizquierda y no solamente se sitúa a la siniestra del Partido Socialista, sino que forma parte de un gobierno de coalición con cuatro carteras y una vicepresidencia.

La ley del embudo, ni escrita ni promulgada, es el recurso de los que o no quieren reconocer sus vergüenzas o quieren taparlas resaltando las presuntas vergüenzas de los otros.

Sánchez y toda su corte de aduladores, eructantes de parloteo y cumplidores de consignas que ahora se llaman argumentarios, llevan tiempo tildando a Vox de extrema derecha y anatematizando al Partido Popular caso de que se le ocurra firmar con esa formación el más mínimo acuerdo.

Ahora con los resultados electorales en Castilla y León, los vociferantes -con Lastra a la cabeza- tienen abierto el filón de la ultraderecha y van a aplicar hasta la saciedad la ley del embudo, en la que son consumados expertos.

Como ya se sabe la dureza facial que poseen, el desahogo político que se gastan y la desfachatez con la que venden productos averiados a los ciudadanos, esta aplicación no extraña lo más mínimo, pero si conviene resaltar quiénes son y con quiénes se encaman los que acusan a otros de pactar con la ultraderecha.

Si Vox es la ultraderecha y se sitúa a la diestra del propio Partido Popular, Podemos es la ultraizquierda y no solamente se coloca a la siniestra del Partido Socialista, sino que forma parte de un gobierno de coalición con cuatro carteras y una vicepresidencia. Quienes a acusan a otros de pactar y de hacer sitio a una supuesta ultraderecha se conchaban, nada más y nada menos, que en la mesa del Consejo de Ministros, con la ultraizquierda comunista más arriscada que, para colmo, despierta sospechas y recelos en los conciliábulos internacionales, encabezados por la OTAN y la desconfianza de los Estados Unidos que en la crisis con la Rusia de Putin, no quiere ni oír hablar de Sánchez y de sus ministros.

Vocifera Lastra asegurando que Casado tendrá que dar cuenta a los ciudadanos por haber metido a Vox en Castilla y León. Si mereciera la pena contestar a semejante espécimen intelectual -que parece descalificar a quienes han votado a Vox en aras de su libertad- la respuesta estaría servida solamente examinando las actuaciones pasadas y presentes de quienes Sánchez ha metido, de hoz (nunca mejor dicho) y coz (también nunca mejor dicho) en el Gobierno de España,  proetarras y separatistas a ultranza, con los que pacta –incluso en secreto- con el único objetivo de mantenerse en el poder.

Si la comparación política –de iure y de facto- entre el comunismo de Podemos y la ideología de Vox, fuera comparable en términos democráticos, serían Sánchez y sus corifeos quienes tendrían que explicar por qué unos son la ultraderecha maldita y los otros no son la ultraizquierda comunista con toda su historia a cuestas.

La carcajada: Dice Tanenbaum, escritora argentina especializada  en el sexo: “La militancia proaborto no fue para abortar más, fue para reconocerse como seres sexuales”

 
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