Por la boca… A Sánchez, le tienen cogido por los… escaños

El presidente del gobierno y secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, durante una reunión del Comité Federal del PSOE.

A La Moncloa se llega por el número de diputados suficiente en la investidura y no por los sufragios de los ciudadanos. Para eso están las coaliciones y las sumas de escaños y, aunque esas coaliciones siempre han tenido unos límites, políticos, ideológicos y hasta éticos, Sánchez intentará gobernar sin haber ganado unas elecciones y puede volver a ser el secretario general del PSOE con los resultados más pobres de la historia del partido. 

Sánchez no quiere ganar las elecciones, quiere seguir en La Moncloa.

No hay ninguna contradicción. Sánchez sabe que aunque Feijóo ganara las elecciones, no necesariamente iba a gobernar y sabe también que aunque él pierda los comicios, podría seguir en La Moncloa.

Por todo lo cual, mientras cuente con el apoyo incondicional de sus coaligados -apoyo que paga generosamente con dinero, libertades y derechos ajenos- no se preocupa demasiado si esos pagos a Esquerra, Bildu, PNV o lo que quede de Podemos y de Díaz -suponiendo que no vaya con él en el mismo paquete- pueden costarle más o menos votos,  mientras la suma de escaños en el Congreso continúe en cifras de investidura. Se trata de medir lo que esas concesiones pueden restarle a él, pero pueden sumar a los coaligados que le chantajean. Al final se trata de que la coalición consiga los escaños suficientes. Por eso Sánchez no cuida a sus electores, sino que mima a sus coaligados.

Y ya le instan desde Podemos a preocuparse solamente de que la coalición tenga continuidad y procurar que el número de escaños de todos juntos sea suficiente, con independencia del partido que gane las elecciones.

La Moncloa, en última instancia, se consigue por el número de diputados en la investidura y no por los sufragios de los ciudadanos a un partido determinado. Para eso están las coaliciones y las sumas de escaños pero -aunque esas coaliciones y aunque esas sumas siempre han tenido unos límites políticos, ideológicos y hasta éticos- Sánchez ha demostrado con creces que esos límites para él no existen y que, aparte de mentir descaradamente sobre sus propósitos, es capaz de aliarse con cualquiera y que no le arredran ni las críticas, ni las consecuencias, ni los calificativos con los que pasará a la historia (eso que tanto le gusta). 

Precisamente en las concesiones que hace a sus coaligados/chantajistas está gran parte de la cosecha electoral de estos y con esos escaños son con los que Sánchez pretende seguir en La Moncloa siempre que “den los números”.

De cualquier forma Sánchez no debería de olvidar que solamente cuenta con 120 escaños y que tiene en su pasado político haber logrado el resultado más pobre de toda la historia reciente del socialismo. Como los soldados victoriosos que llegaban a Roma en carros triunfales, eran aclamados y llevaban detrás un propio que les recordaba que eran humanos y no dioses, Sánchez tendría que llevar en el Falcon una especie de  “bolaños sector renovado” que le recordara su número de diputados y sus fracasos electorales; pero Sánchez ha descubierto que puede gobernar sin haber ganado unas elecciones y que puede ser el secretario general del PSOE con los resultados más pobres de la historia del partido. 

Haría bien la oposición en pensar en el día después de las elecciones porque, aun suponiendo que el Partido Popular fuera el más votado y Feijóo el llamado a formar Gobierno, habría que tener preparados los acuerdos necesarios que, hoy por hoy, entre el Partido Popular, Vox, y la evanescencia de Ciudadanos, no parecen muy al alcance de la mano.

 

Y de momento, Sánchez, sí cuenta con sus aliados “de toda la vida”, a cuyos chantajes sigue cediendo y por cuyas listas, pasa de puntillas.

Bulos en campaña electoral

Según se rumorea –aunque no ha sido posible contrastarlo -desde la coronación de Carlos III y ante la significativa ausencia de Bolaños, tanto en la Abadía de Westminster, como en el balcón central del palacio de Buckingham junto a la Familia Real británica, estudiosos del derecho consuetudinario del Reino Unido, plantean dudas sobre la validez y legalidad de la coronación del monarca e invitan a los Lores y a los Comunes a debatir dichos pormenores, en sesión conjunta del Parlamento con la presencia de Bolaños, que asistiría en sitio preferente, junto con la jefa de protocolo de Ayuso.

Pero quizás sea un bulo sin el menor fundamento.

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