La irresistible ascensión de Miguel Sebastián: ¿en otoño?

Todos se sinceran: ZP desde el barco, Solbes desde la crisis, Montilla desde la creación de problemas y De Juana Chaos, desde la broma del hambre.

Al vicepresidente le ha costado soltar el sapo pero al final se ha quedado a gusto: ‘Esta es la crisis más compleja que hayamos tenido nunca’. Montilla amenaza al presidente con crearle problemas y Zapatero ya ha encontrado barco y hasta capitán.

Más que barco, ha descubierto un salvavidas que se llama Miguel Sebastián. Dicen quienes están cerca, que el presidente da por amortizado a Pedro Solbes y que la jugada está diseñada a tres bandas: lava la imagen económica, gana tiempo y, con Sebastián, impulsa su política de derechos sociales. Y aquí no ha pasado nada

Mientras tanto, los españoles ya tenemos una pista de lo que van a hacer Rodríguez Zapatero y Rajoy en su entrevista del día 23 en La Moncloa: van a jugar a los barquitos. Y como el pesimismo no crea puestos de trabajo, debemos suponer que el optimismo sí los crea. Y si el optimismo crea puestos de trabajo, no es que estemos en el pleno empleo, es que se nos sale el empleo por las orejas.

Una vez más cunde la duda que venimos arrastrando desde hace más de cuatro años: Si Rodríguez Zapatero no se cree lo que nos cuenta, es que nos engaña constantemente. Si se cree lo que dice, es como para ponerse a temblar.

Ahora le toca el turno a la cosa de la náutica. Les dice a los compañeros y compañeras de la UGT que él, sólo se sube al barco en el que el capitán dice que todo va a ir bien y que sabe lo que hace. De buenos propósitos está empedrado el infierno. Es poco bagaje para un pasajero de primera, como el presidente del Gobierno, que se embarque, sin más, porque el capitán dice que sabe lo que hace. El asunto es que un presidente de Gobierno nunca se embarca solo.

Dicen los que están cerca que Rodríguez Zapatero se comunica poco o nada con Pedro Solbes, que su único interlocutor para las clases de economía es Miguel Sebastián y que, por eso, están saliendo a la luz las contradicciones del presidente y del vicepresidente en relación a la crisis.

Los problemas que dice Montilla que va a crear al presidente del Gobierno –a parte de que ya se los creaba cuando era ministro- de momento, recaen sobre la mesa de Solbes, que es quién da la cara en la financiación de las autonomías que tanto ofende a la Generalitat. La cara se la pueden partir –es metáfora- y no parece que Zapatero esté por la labor de salir en su defensa.

Está también la manía que tiene el presidente por eso tan etéreo de los derechos sociales. Solbes es poco dado a esas alegrías, más bien demagógicas, y Sebastián estaría encantado.

 

Dicen los augures que la piedra de toque va a estar en la iniciativa del ministro de comprar suelo para viviendas de protección oficial. Si la operación sale adelante, será el principio del fin de Solbes. Claro que, de aquí al otoño, queda una eternidad y un rosario de reveses económicos que pueden cambiar el mapa radicalmente.

Siguen los congresos y congresillos. Pero que nadie olvide que ahí, ‘en provincias’ -que diría el conde de Romanones-, se juegan mucho los partidos y los políticos uno a uno. Rajoy, como los estudiantes mediocres, ha pasado sus congresillos por los pelos y dejándose muchos de ellos en la gatera. Por supuesto el mismo Rajoy, pero los ‘nuevos’, Mato, Cospedal y no digamos nada Arenas, han sufrido en muy pocas semanas un desgaste que era impensable antes de Valencia. Gajes del oficio.

Rajoy va a FAES en plan ‘mimosín’ y quiere que Aznar le haga arrumacos y le salude efusivamente. Bien está. FAES siempre va a ser una chincheta en el trasero del que lidere el partido, sea quien sea. Mariano Rajoy lo sabe y José María Aznar también y por eso sonreían los dos, pero solo de dientes para afuera.

Además, siempre anda por ahí la sombra de Fraga, cuya última intervención ha sido imitar al Rey y dirigirse a Aznar: ¿pero por qué no te callas?

Una semana en la que el Rey ha quedado como un ídem, con el título otorgado a Antonio Fontán  y con la entrañable visita a Adolfo Suárez para entregarle las insignias del Toisón de Oro.

Y en Ferraz, guerra de despachos. Que nadie se alarme, simplemente es que hay ‘oberbukin’ -o sea muchos cargos a sentar- y ninguno se quiere ir a Gobelas. Al final va a tener razón Esperanza Aguirre y hay que desdoblar ya la carretera de La Coruña -perdón A Coruña-  para que los cargos socialistas puedan llegar a la sede sin retrasos.

Sigue Ibarretxe con sus diatribas contra Rodríguez Zapatero, a quien ha constituido en su muñeco de vudú. Menos mal que la huelga de hambre del personaje de ‘ya basta’, nos va a distraer unos días. Lo de ‘ya basta’ es cosa del consejero de Justicia del lehendakari, Joseba Azcárraga, que sale en defensa de quien se siente acosado por los medios y por la sociedad y se ha vuelto a poner a jamón de york, barritas energéticas y yogures.

Ya están aquí los calores y el casting para las recogepelotas del torneo de tenis en Madrid. Pero el verdadero casting es el que hace Rodríguez Zapatero a los capitanes de los barcos en los que se embarca y mientras  nos hace a los españoles el embarque.

Dicen las malas lenguas que una de las exigencias para capitanear alguno de los barcos en los que se embarca -y nos embarca- el presidente del Gobierno es que lleven uno de esos cascos de los lamas de Barcelona que se ha sacado del talonario de multas Pere Navarro.

Es muy posible que haya que ser exigentes con el capitán del barco en el que vamos a navegar, pero por mi parte, la única exigencia es que el capitán no se llame José Luis Rodríguez Zapatero.

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