Las coartadas de Sánchez

Imagen de Pedro Sánchez en al Palacio de la Moncloa en el 2019
Imagen de Pedro Sánchez en al Palacio de la Moncloa en el 2019

Pedro Sánchez que sigue mintiendo, negando sus anteriores afirmaciones y viviendo del engaño  -ahora que va a hablar con Torra y con partidos políticos a los que hasta negó el saludo-  pretende cubrir sus vergüenzas con la coartada de hacerlo con los presidentes de las autonomías y con todas las formaciones.

Era algo que se veía venir, algo que todos esperábamos y un asunto en el que la falacia de este político no podía defraudar. En plena negociación con comunistas y separatistas, había que buscar excusas y retorcer artículos de leyes y reglamentos, para lograr que -parafraseando a Adolfo Suárez en aquel famoso discurso -parezca normal lo que a nivel de calle no solamente no es normal, sino que roza el fraude a varios artículos de la Constitución.

Cuando alguien pone encima de la mesa una o varias coartadas es porque tiene algo que ocultar o no tiene buena conciencia de sus acciones. En Sánchez se dan los dos supuestos. Sigue mintiendo, negando sus anteriores afirmaciones y viviendo del engaño y -ahora que va a hablar con Torra y con partidos políticos a los que hasta negó el saludo-  pretende cubrir sus vergüenzas con la coartada de hacerlo con los presidentes de las autonomías y con todas las formaciones.

Esas coartadas, en muchos aspectos, son previas a las acciones con las que pretende justificarse. Como va a hablar con Torra, anuncia que lo hará con los presidentes autonómicos. Como va a hablar con VOX anticipa que lo hará con todos los partidos.

Y también hay coartadas en las que utiliza –en el significado más peyorativo del término- a personas concretas de su entorno. El ejemplo de Ábalos y de Lastra es patente. Usa a Ábalos como coartada para que parezca que el Partido Socialista está interviniendo en las negociaciones. Se sirve de Lastra para hacer ver que el grupo parlamentario socialista tiene mucho que decir en sus  concesiones a los separatistas y a los comunistas.

Pero lo cierto es que ambos “mandados”, como afirman en sus respectivos entornos, van a las negociaciones lo mismo que Ingrid Bergman al rodaje de “Casablanca”, sin conocer el guion de la próxima escena y, por supuesto, sin saber el final. Es como si uno y otra  fueran a la mesa de las charlas con los “pactantes”, con el pinganillo por el que los presentadores de la televisión reciben órdenes y frases completas de lo que han de decir en un momento concreto.

Y así se está jugando el futuro de España que está en manos de Sánchez, de Junqueras, de Iglesias y hasta de Puigdemont, pero todos bailando al son del que de verdad dirige, de momento, este cotarro: Iván Redondo

Y mientras, Sánchez, no solamente admite el desplante de la Esquerra al Rey sino que, al mismo tiempo, negocia con un partido que no se somete al trámite preceptivo de las consultas previas a la designación del candidato.

Ya lo ha dicho García Page. Lo que pasa es que la vaselina no solamente se va a agotar en Castilla- La Mancha, se va a agotar en toda España.

 
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