Mamá Yolanda

Para un comunista que se precie, no se trata tanto de prohibir, que también, sino de que todo el mundo haga, hable, piense, coma y viva como el comunista decide. Y que vote como el comunista mande.

Así, a primera vista, el titular que encabeza el artículo puede parecer una marca de dulces de esos que son saludables, bajos en azúcar y buenos para el colesterol y que son como los de la abuela. 

Pero no. 

Se trata de que Díaz se ha constituido en carabina de los españoles y los quiere a todos en casa a las diez de la noche. O sea como en el franquismo, cuando las parejas se despedían -mientras el portero vigilaba- a la diez de la noche en el portal de la casa de la novia y se decía aquello de “a las diez en la cama estés, si puede ser antes mejor que después”.

Y es que los comunistas, que han perdido casi todo, conservan intacto el espíritu de mangoneo en vidas ajenas. Ya hubo una muestra cuando Garzón, con aquello del consumo, decidió que los ciudadanos dejarán de comer carne. 

Para un comunista que se precie, no se trata tanto de prohibir, que también, sino de que todo el mundo haga, hable, piense, coma y viva como el comunista decide. Y que vote como el comunista mande.

Díaz ha perdido el horizonte. Ya se sabe que para ella y para su hija llegar a Madrid y ver que no había horizonte, como en Galicia, fue un trauma del que aún no se ha recuperado.

Afirma sin ruborizarse, silabeando, mientras hace guiños con los ojos, que “tra-ba-jar a par-tir de las diez de la no-che, con-lleva ries-gos de sa-lud men-tal” y como los comunistas predican para los demás lo que ellos no hacen, es evidente -a juzgar por sus declaraciones- que Díaz trabaja hasta altas horas.

Y dice que ese horario “debe de llevar una retribución diferente”. O sea que, según Díaz, se puede permitir que un trabajador afronte un trabajo a deshora con peligro para su salud mental, siempre y cuando se lo paguen mejor que el trabajo que no conlleva trastorno para la salud mental.

 

Si además se leyera la legislación laboral vigente, en la que se dice textualmente que los horarios nocturnos tendrán unos emolumentos acordes a esos mismos horarios y que la salud de los trabajadores será debidamente vigilada, Díaz podría desahogar sus afanes materno/comunistas en otras áreas.

Todo un programa el de Díaz. Y es que, como decía aquel, Díaz es muy madre, no lo puede remediar y ahora -que no está en Galicia dónde solamente era madre de su hija, la de los horizontes, a la que lleva al colegio en taxi- se siente madre de todos los españoles.

Muy madre y muy conciliadora. Se trata de conciliar, que ahora se dice así lo de estar con el marido y atender a los hijos. Díaz no ha conciliado mucho con su compañero a juzgar por su situación conyugal que -dicho sea de paso- a nadie importa más que al compañero y a ella- pero sí concilia mucho con la hija de los horizontes a la que lleva al colegio en taxi mientras aprovecha para tantear la opinión de otros padres en lo que a su gestión política se refiere y, sobre todo, en relación a su visitas “achuchadoras” al “euromaletero” en fuga.

Pero siempre quedará el consuelo de que madre no hay más que una. Aunque con los nombramientos que perpetra Sánchez, nunca se sabe.

La carcajada: Dice Reynders el mediador europeo para la cosa del Poder Judicial: “No es sencillo llegar a un pacto. Seguimos trabajando, vemos una posibilidad de encontrar vías de solución entre las principales formaciones políticas españolas sobre distintos aspectos de la reforma del mundo judicial”.

Es lo que tiene Europa y los dirigentes europeos que -además de velar por el bienestar de los agricultores- cuando se deciden a hacer algo y a informar, no lo pueden hacer con más concreción y mayor eficacia y claridad.

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