Menos bromas con Montero (la de igualdad)

Irene Montero.
Irene Montero.

Las bromas de les niñes, del curriculum pasando por la caja de un supermercado, de la casona de Galapagar pasando por la caja del sueldo público, de la niñera/funcionaria o del cumpleaños feliz en sede ministerial, son muy divertidas, pero alguien se está olvidando de que Montero es ministra, que gestiona un presupuesto, que tiene a su alcance medios de propaganda de todo tipo y que encima de su mesa están, en blanco, algunas páginas del BOE.

Está claro que la tentación de reírse y de hacer chistes con las cosas que dice y hace Montero es demasiado fuerte. Tonterías y desatinos son continuos en su gestión, pero mientras la oposición “tuitera” y de la otra, y los activistas de las redes sociales disfrutan con sus ocurrencias y convierten sus discursos y comparecencias públicas en una revista de humor, Montero sigue adelante con su ideología, con género y sin él, con marxismo y sin marxismo y como una Beauvoir de brocha gorda y de cabaret cutre de los años 50, va destilando propuestas que, por mucha oposición que encuentre en el Consejo de Ministros, sector PSOE, acaban en  una votación en el Congreso. 

Las bromas de les niñes, del curriculum pasando por la caja de un supermercado, de la casona de Galapagar pasando por la caja del sueldo público, de la niñera/funcionaria o del cumpleaños feliz en sede ministerial, son muy divertidas, pero alguien se está olvidando de que Montero es ministra, que gestiona un presupuesto, que tiene a su alcance medios de propaganda de todo tipo y que encima de su mesa tiene, en blanco, algunas páginas del BOE.

Montero tiene poder, todo el poder que le da su voto para mantener a Sánchez en La Moncloa. Por eso los que se regocijan porque en el seno del Gobierno hay disensiones y con la ley “trans” Montero le ha ganado la partida a Calvo y hasta puede que la saque del ejecutivo, deberían pensar que, en esas batallitas que tanto divierten a algunos, está precisamente el poder de quien tiene en sus manos y en las de sus conmilitones la suerte de Sánchez.

 Lo que tapan los árboles de su estulticia, de su tristeza curricular, de ser la compañera de… o de la piscina de un chalet, es el bosque de la maldad de género de su feminismo disolvente, de sus ataques frontales a la familia o al insustituible y más que relevante papel de la mujer en la sociedad, empezando por la maternidad y acabando por los derechos más inalienables, en  la educación de los hijos a quienes Montero pretende hurtar para entregarlos en manos de no se sabe qué instancias públicas.

Se da la gran paradoja de que hasta las feministas clásicas critican a Montero y repudian sus postulados, más y mejor y con argumentos más sólidos que la supuesta oposición civil o política, dedicada a las bromas.

Montero tiene la misma o más fuerza, en su voto, que los proetarras o que los separatistas que han llevado a Sánchez a La Moncloa.

Por eso, menos bromas con Montero.

El estoconazo. Rufián le dice a Sánchez en el Congreso: “Usted ha dicho que no habrá referendum de autodeterminación. También dijo que no habría indultos… denos tiempo”

 
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