Sánchez 2050: 30 años “resilienciando” y España con estos pelos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la presentación del proyecto España 2050, en el Auditorio del Museo Nacional Reina Sofía
(I-D) El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el vicepresidente y comisario de Relaciones Interinstitucionales y Prospectiva de la UE, Maros Sefeovie y la presidenta del Congreso, Meritxell Batet durante la presentación del proyecto España 2050, en el Auditorio del Museo Nacional Reina Sofía, a 20 de mayo de 2021, en Madrid.

A Sánchez, con sus ministros, asesores y consejeros, le pasa lo que al  niño repelente al que, cuando llegaban las visitas, sus papás le decían “Pepito, recita para que te oigan estos señores” y Pepito recitaba. A Sánchez quienes le rodean le dicen “sal en la televisión y di unas chorraditas, para que te oigan los españoles” y va Sánchez y las dice aunque sea disfrazadas de homilía resiliente.

Sánchez no tiene demasiado sentido del humor pero de lo que adolece claramente es de sentido del ridículo. Tener el panorama interno que tiene, provocado en gran parte por él, y dedicarse a “homiliar” sobre lo que va a pasar en 2050, es tener una vocación de hacer el ridículo tipo Mr. Bean al que dicen que en lo físico se parecía Zapatero, pero es que a Sánchez solamente le falta mandarse a sí mismo las felicitaciones navideñas y hacerse el sorprendido.

Como todos saben, el gran problema que los españoles tienen ahora y aquí, es lo que va a ocurrir dentro de 30 años. Y Sánchez siempre pendiente del bienestar de sus compatriotas no se contenta con hacer desaparecer el paro, con arreglar la economía, con vencer a la pandemia, con vacunar a todos en un tiempo record, con formar una coalición de gobierno eficaz y ejemplar, con poner a la educación en la cúspide mundial, con mantener a España en la elite de la diplomacia, con nombrar ministros a los mejores, con solucionar el problema de Cataluña, con mantener las mejores relaciones con ayuntamientos y autonomías… e infinitos etcéteras.

A Sánchez, con sus ministros, asesores y consejeros, le pasa lo que al  niño repelente al que, cuando llegaban las visitas, sus papás le decían “Pepito, recita para que te oigan estos señores” y Pepito recitaba. A Sánchez quienes le rodean le dicen “sal en la televisión y di unas chorraditas, para que te oigan los españoles y va Sánchez y las dice aunque sea disfrazadas de homilía resiliente.

Todo para preparar un 2050 que muchos no verán, aunque posiblemente Tezanos seguirá al frente del ethos y de la parte científica del CIS; Celaá, a lo suyo, educando españolitos; Marlaska acercando etarras; Montero, la portavoz, habrá logrado ser la alumna preferida del gran Antonio Ozores; Montero, la de Galapagar, sustituirá a la feminista de turno en los Premios Princesa de Asturias y hasta Ábalos continuará de recepcionista en Barajas; Castell habrá nombrado rectora de universidad a alguna empleada de supermercado; Darias persistirá en jugar al trivial con las marcas de los laboratorios y hasta Calvo habrá conseguido aumentar la nómina de “bonitas”.

Una risa.

Lo que pasa es que el miedo, muchas veces, causa una risa nerviosa, y son muchos los españoles, no solamente los madrileños, que ya empiezan a coger miedo a Sánchez aunque ese miedo sea a larguísimo plazo y dé tiempo a que la risa nerviosa se coinvierta en pitorreo general. Hay desaguisados de Sánchez que no provocan la risa porque son muy graves, pero esto del 2050 invita a la hilaridad

Claro que igual es porque la profecía se ve muy lejos.

La carcajada. Dice Sánchez: “Largo Caballero actuó como queremos actuar hoy nosotros”.

 
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