Selfies: el “juego” narcisista que cambia la personalidad

Disfrutan haciéndose autofotos y publicándolas en internet, siendo imitados por algunos adultos.

En la época histórica en la que el culto a la propia imagen se limitaba a mirarse en el espejo, no era posible difundirlo; hoy, en cambio, los nuevos “narcisos” tienen la posibilidad de llegar a miles de destinatarios para lucirse con sus originales puestas en escena, “inmortalizando” así cada momento.

Realizar selfies no es –como suele creerse- un juego sin riesgos, sobre todo cuando se hace de forma reiterada. Veamos tres casos reales tomados de la prensa;

“Un chico de 15 años muere al caerse desde una azotea cuando intentaba hacerse un selfie”.

“Courtney Sanford, de 32 años, falleció en un accidente automovilístico en una autopista de Carolina del Norte después de chocar contra un camión. En el lugar del accidente fue hallado el teléfono de Courtney, donde encontraron varias selfies que se tomó conduciendo antes del choque.”

“Cuando la familia Mackowiak paseaba por Cabo da Roca, en Portugal, se toparon con un imponente precipicio de 140 metros. El padre de familia y su esposa quisieron tomarse una selfie que les ayudara a recordar el momento. Se aproximaron al borde del precipicio mientras sus dos pequeños hijos los observaban a lo lejos. Ambos cayeron al vacío”.

La realización de selfies no siempre es un drama. A veces es una comedia. Se cuenta que un primate le quitó su cámara a un fotógrafo y huyó con ella, tomándose después varias selfies. El fotógrafo recuperó la cámara y difundió estas fotografías que demostraban la gran habilidad del animal para esa práctica. Luego se originó una discusión acerca de los derechos de autor.

¿Cuáles son las principales causas de la adicción a los selfies?

Una de ellas es la vanidad. Proyectar una imagen positiva de sí mismos se ha convertido en una obsesión para personas muy vanidosas. Conlleva prestar una exagerada atención a su apariencia física. El afán de transmitir a los demás una buena imagen de sí mismo ha llegado en algunas ocasiones a corregir defectos físicos faciales con cirugías plásticas.

 

Los hijos están naciendo y creciendo hoy en una sociedad narcisista. Lowen escribió un libro con este título: El narcisismo, la enfermedad de nuestro tiempo. (2.000). Considera que “el narcisismo individual corre paralelo al cultural: el individuo moldea la cultura según su propia imagen y la cultura moldea, a su vez, al individuo.”

Los expertos nos advierten que la asociación entre narcisismo y baja autoestima es un detonante de la excesiva afición a los selfies. De este modo, al riesgo de accidentes se añade el de ocasionar posibles problemas de personalidad.

La fiebre por los selfies ha llevado a los investigadores de la Sony Brook University de Nueva York a concluir que su uso excesivo  puede provocar una predisposición a desarrollar un trastorno de ansiedad y depresión en los adolescentes, debido a que tienden a comparar su realidad con las que ven en este mundo "ideal" de las redes sociales. 

Según el doctor David Veale, la adicción a los selfies está relacionada con el Trastorno Dismórfico Corporal, que implica estar constantemente pendiente de la propia apariencia. Los fans de los selfies pueden estar horas tomando autofotos para no mostrar ningún defecto visible”.

El doctor Juan María González-Anleo, señala en su libro “Generación selfie” que la autofoto propagada es mucho más que una moda pasajera, y asegura que a los jóvenes ya no les interesa lo que ocurre alrededor, sino lo que les sucede a ellos mismos.

¿Qué puede hacerse para prevenir estos trastornos de la personalidad?

En opinión del famoso psiquiatra Glynn Harrison, “hoy necesitamos tener una percepción de nosotros mismos que sea realista y esté bien fundamentada, y que no se centre en afirmar nuestra propia importancia, sino en servir a un propósito más grande que nosotros mismos”. (El gran viaje del ego”, 2017).

La educación familiar no debe fomentar la autoestima basada en el elogio continuo e injustificado del comportamiento de los hijos. La vía del engaño desemboca en una crisis de autoestima cuando el hijo tiene que afrontar por sí mismo cualquier problema de la vida y conoce el fracaso; descubre que no era tan capaz como se le hizo creer. Se trata, por el contrario, de valorar la autoestima merecida, la que procede del esfuerzo y del trabajo bien hecho.

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