Ganadores no binarios

Pista de atletismo.
Pista de atletismo.

El pasado domingo se celebró en Valencia la prueba de 10.000 metros en ruta, la 10K. Entre los ganadores  no hubo sorpresas. El primero en pasar por la meta fue el keniano Weldon Kipkirui; y en la categoría femenina, la etíope Yalemzerf Yehualaw. Ya se sabe que estas carreras se organizan para que vengan a ganarlas los africanos. Pero la auténtica sorpresa fue que también fue ganador con derecho a podio el que llegó en el puesto 492. Fue el primero en una nueva categoría: los no binarios, los que no se consideran ni hombre ni mujer, sea lo que sea lo que les defina. 

Allí, incrustado entre los más de diez mil atletas populares que participaron en la prueba, estaba A.C.S., que fue el más rápido de los 32 no binarios que corrieron. El público no pudo vitorearle, porque no sabía  que su especial condición le convertía también en un ganador. Pero su registro fue bastante bueno para un atleta amateur, un 33:52. Lo que nadie le discute es que fue también un pionero, ya que la 10K se abría por primera vez en España a esta nueva categoría. 

Es verdad que tampoco puede decirse que sea una premiere mundial. Los primeros en crearla fueron los maratones populares de Nueva York y Boston, seguidos luego por otros en la carrera por ser más inclusivos que nadie. Y en América hasta dan premios en metálico al ganador no binario, no vaya a sentirse discriminado por razones de género. En Valencia, no. Por el  momento es solo un premio honorífico, como la clasificación por grupos de edad. También es un modo de evitar la polémica, pues es más difícil justificar que el que llega el 492 merece un premio de  la misma cuantía que el que finaliza décimo.

Desde luego es  una solución mucho más justa que la de la admisión de los trans a las competiciones deportivas femeninas. Ciertamente, es más fácil que los no binarios consigan premio. No es lo mismo competir contra 32 que contra 10.000. Pero al menos compiten por su premio, no arrebatan los laureles a las atletas femeninas apoyados en el dopaje genético.

La decisión de la 10K Valencia de abrir esta nueva categoría es tanto más innovadora cuanto que nadie la había pedido. El organizador, Álex Aparicio, reconoce que los participantes  “ni una sola vez nos habían preguntado por esto”. Pero “la innovación va en nuestro ADN y me siento muy orgulloso de ser pionero en este sentido”, explica a ABC. Es curioso que dé tanta importancia al ADN de la organización quien da tan poca al ADN de los corredores. Pero lo decisivo es que pueda sentirse orgulloso, pues hoy día el orgullo lo es todo y los sentimientos mandan.

Pero ya que se ha creado la categoría “ni-ni”, habría que superar también otros binarismos. ¿Qué hacer con los que no se sienten ni ganadores ni perdedores de una carrera? Esa rígida y excluyente separación incomoda a los que solo quieren participar, encasilla en moldes prefabricados a los que no buscan el éxito ni reconocen el fracaso. Si queremos ser inclusivos y diversos  habría que crear una categoría y un premio especial para ellos. 

¿Pero cómo saber a quién habría que premiar? La solución nos la da Lewis Carroll en Alicia en el país de las maravillas. Allí, el personaje Dodo, un ave que no vuela, trasunto del autor, organiza una carrera disparatada con diversas categorías de animales. En una especie de círculo, cada uno sale cuando quiere y se retira a su gusto, de modo que no es fácil saber quién va ganando. Cuando el Dodo decide terminar la carrera y le preguntan a quién hay que dar el premio, tras larga reflexión, el pájaro sentencia: “Todo el mundo ha ganado y todos deben recibir premio”. ¿Hay mejor receta para una época tan igualitaria y antidiscriminatoria como la nuestra?

 
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