Y el AVE llegó a Alicante

El pasado lunes Mariano Rajoy Alberto Fabra inauguraron el AVE a Alicante. No es difícil imaginar la alegría para los alicantinos, para los turistas y los empresarios, pues potenciará considerablemente el turismo de la provincia, uno de los más importantes de España. Y no hay que olvidar que el turismo supone un 12% del PIB en España, un elemento fundamental de nuestra economía.

La satisfacción era radiante, y no es para menos. Rajoy señaló, además, que el AVE a Alicante supone una mejora de la conexión con el centro y norte de España – la mayoría de los turistas nacionales procede de Madrid, con destino a Torrevieja y Benidorm, entre otras ciudades alicantinas-, y es una apuesta estratégica de primera magnitud para lleva a cabo el Corredor Mediterráneo., una prioridad para España, tal como planteó a la Unión Europea en 2012. El Corredor Mediterráneo, de transporte de mercancías, tendrá financiación europea entre los ejercicios 2014 y 2020, en detrimento del Corredor Central, que ha quedado finalmente relegado de las prioridades comunitarias.

Fue acertada la expresión de Alberto Fabra, calificando al AVE en esta provincia y en toda la Comunidad Valenciana como el “tren de la competitividad”, y que su próxima parada será Castellón 2015.

Si en el resto de España llamaba la atención que no hubiera AVE a Alicante ni, por tanto, un AVE a las tres capitales de la Comunidad Valenciana, en contraste con otros trazados con mucha menor rentabilidad – o ninguna-, los alicantinos invocaban una y otra vez que se sentían relegados incomprensiblemente.

Por desgracia, el retraso del AVE a Alicante tiene un nombre, que es Zapatero. Con su sectarismo, relegó por razones políticas –consideraba electoralmente una “tierra perdida para el PSOE” la Comunidad Valenciana-, y promovió estaciones o destinos del AVE con un uso ciudadano casi lamentable. Es un caso evidente de discriminar injustamente, pese a las reivindicaciones constantes de los sectores empresariales y políticos –Fabra no ha parado de exigirlo, como antes Camps-, y las urnas han ido castigando a los socialistas en la Comunidad Valenciana porque ni rechistaban ante esa actitud de Zapatero.

Sin lugar a dudas, el AVE a Alicante –y a Castellón en dos años- va a pesar en las urnas. Además, en estos tiempos en que los líderes políticos tienen pocas ocasiones de inaugurar obras o trazados de comunicación no hay mejor baza que ésta. Cataluña era la única comunidad autónoma que, hasta ahora, tenía todas sus capitales de provincia enlazadas con el AVE; en 2005, también la Comunidad Valenciana. Este dato hay que tenerlo en cuenta, y el ciudadano medio lo percibe con claridad.

 
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