Feliz 2013

Porque hemos de seguir aprendiendo y tomar las medidas personales, familiares e institucionales que nos van a dar sosiego; eso sí, con esfuerzo, iniciativa y evitando los caprichos o lo accesorio. Me he vuelto a asombrar de cómo hay padres que van muy justos de dinero ¡y que su hijo-hija-hijos no se priven de casi nada, y gasten una buena cantidad –que los padres no gastan- en Navidad, Año Nuevo y todas las fiestas!: no parece la vía más acertada para espolear la austeridad y la laboriosidad en los hijos, hijos que tienen 24, 28 ó 30 años, en el paro y con una cierta dosis de aburguesamiento consentido-fomentado por los padres.

Como yo procedo de una familia numerosa y economía doméstica ajustada, agradezco la formación sensata que recibí, donde palabras como “esfuerzo”, “aportar todos algo”, “ayudar”, “buenos rendimientos académicos, a ser posible excelentes” (facilitan becas y contratación) formaban parte, con naturalidad y optimismo, del vocabulario familiar y de los planes familiares. Y ninguno de los 8 hermanos tenemos frustraciones por esa formación, para tranquilidad del lector. Lo que ahora se llama “frustraciones” de algunos jóvenes son “rabietas” consentidas y mal administradasSon los padres los que deben sentar la cabeza, y ayudar a sus hijos a hacerlo: son esos padres que parecen eludir su responsabilidad primordial, invocando medidas del Gobierno o carencias de los centros de enseñanza, o el socorrido “ambiente” de la gente joven: excusas para la claudicación. Hay muchos jóvenes admirables y ejemplares, pero otros muchos están pagando la debilidad de sus padres, la falta de formación par la educación de los hijos y, en muchos casos, el contagio del afán materialista y consumista que transmiten a los hijos.

La principal preocupación de los españoles es el paro. A la ausencia o disminución de ingresos profesionales, se suma el desgaste humano que trae consigo el desempleo. Bastar observar a nuestro alrededor ese clima de resignación y hasta abatimiento, sobre todo entre los jóvenes; también entre los mayores de 45-50 años, que parecen enterrar en la práctica la posibilidad de un trabajo que les dé cierta estabilidad, en una etapa de la vida en que puede resultar hasta temerario empezar una nueva orientación profesional o lanzarse a la aventura de un trabajo en el extranjero.

En torno a los 50 años se acumula ya mucha experiencia laboral. No son estériles décadas de trabajo profesional. Tal vez se impone reorientar el trabajo, buscar nichos profesionales que nuestro tiempo ofrece, sin lamentaciones estériles. La corriente de un río arrastra a los peces muertos, pero los peces vivos son capaces de remontar la corriente. No es tiempo, por ejemplo, de esperar que las diversas administraciones públicas ofrezcan contratos, porque en nuestro país –y en otros- lo que es imprescindible es adelgazar y optimizar el trabajo de las administraciones públicas.

La difícil coyuntura que vivimos está despertando la solidaridad. Me lo comentaba hace unos días un colega que, al entrevistar a unos voluntarios del Banco de Alimentos, había palpado la calidad de esas personas. Cáritas, Cruz Roja, Banco de Alimentos y otras instituciones de diversa índole están alumbrando lo mejor de miles de personas, y se están volcando en ayudar con eficacia –que requiere profesionalidad- a tantas personas que lo están pasando mal. Otro bienestar, otros servicios sociales son imprescindibles, mediante convenios, patrocinios o colaboraciones, pero también con profesionalidad: familias, tercera edad e inmigración piden a gritos más profesionales.

Deseo un feliz 2013: si se acepta que felicidad no es síntoma de facilonería o comodidad, puede ser que algunos se unan a mi felicitación, sin retrasarla a 2014. Y para quienes parecen gozar con catástrofes futuras permanentes, ¡Morgan Stanley aconseja invertir en 2013 en Suiza… y en España, donde dice que puede ser la gran sorpresa agradable de 2013!

 
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