París afecta a todos

El autodenominado Estado Islámico ha demostrado que puede actuar donde y cuando quiera, al menos hoy por hoy.

La inmediata reacción militar de Francia, bombardeando Raqqa, la capital de los terroristas, plantea un primer interrogante sobre las posibles reacciones militares, porque Francia ha actuado en solitario, porque otros países temen que sumarse a las operaciones militares aumenta las posibilidades de que los yihadistas atenten contra ellos. Pero no ha sido un atentado sólo a Francia.

En España tres partidos – PP, PSOE y Ciudadanos – han reaccionado inmediatamente, sumándose al pacto antiyihadista, pero se ha desmarcado Podemos, aludiendo a que la “venganza” no es la solución. Pablo Iglesias ha propuesto otras soluciones, pero tenía que haber medido mejor sus palabras, ya que la palabra “venganza” no es la adecuada, sino que hay que plantearse la legítima defensa como solución, en sus variadas formas. Pablo Iglesias ha ido rectificando en muchas propuestas desde que está en el escenario político, y ahora debería rectificar.

Diversos países occidentales dividen a los yihadistas en su territorio en las categorías de “detenido”, “investigado” y “fichado”. Como es lógico, cualquier ciudadano de cualquier país se pregunta cómo un yihadista puede estar “fichado” y no hay medidas contra él, ni siquiera la de investigarle. ¿Faltan medios para investigarles? Y respecto a los “investigados”, se supone que es porque hay pruebas de sus actividades de apoyo terrorista o participación en reuniones que incitan al odio y la violencia, por lo que surge la pregunta lógica de por qué no se toman medidas, con la legislación en la mano.

Sarkozy ha propuesto una solución muy lógica: prohibir y cerrar mezquitas o lugares de encuentro donde se enaltece la violencia. Antes de estos atentados deberían haberse tomado medidas en este sentido, tanto en Francia como en cualquier país, y si es preciso cambiando la normativa legal para que se pueda defender con eficacia la libertad y el derecho. Eso no es “pagar justos por pecadores”, sino una elemental medida, que nada tiene que ver con el respeto a la religión: precisamente por respetar la religión hay que impedir que sea el disfraz para el terrorismo.

Los musulmanes son los primeros que deben encabezar la reacción contra el yihadismo. De lo contrario, pueden surgir actitudes contrarias a la acogida de refugiados sirios o de otros países, y un conjunto de reacciones antimusulmanas que no deben producirse, pero que pueden surgir. Problema mundial, soluciones mundiales, para todos.

 
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