Reyes Magos 2016

Pese a las iniciativas en algunas ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia, para disminuir el sentido cristiano de esta fiesta, triunfa la tradición y el sentido común, aunque son señales de que hay unos sectores empeñados en borrar o diluir la huella cristiana. Desde organizar una cabalgata “laica” con tres “reinas magas” en Valencia – con el nombre de Libertad, Igualdad y Fraternidad -, hasta impedir salir en la cabalgata a instituciones con un ideario católico, como es el caso de Madrid.

Resultan asombrosas esas iniciativas de ir “contra”, en vez de respetar los sentimientos mayoritarios y la identidad de una fiesta tan querida y consolidada.

Me viene a la memoria el año en que fui el rey Gaspar, en la cabalgata de Castellón, en 2006. No se me borrarán las caras de los niños ante el paso de los Reyes Magos, los divertidos e ingeniosos diálogos con muchos de ellos, y las decenas de miles de personas que esperaban nuestra llegada y nuestro recorrido por las calles de la ciudad, así como las visitas que hicimos a hospitales y residencias de la tercera edad. No hace falta ser emotivo para conmoverse. La adoración de los tres Reyes al Belén, momento culminante. Imborrable.

Pretender que se vaya convirtiendo en un mero espectáculo llamativo, desfigurando la fiesta, es pegarse contra la pared, pero se ve que hay personas que tienen esa prioridad de descristianizar nuestras fiestas.

Es relativamente frecuente en algunas empresas “escribir” una especie de carta a los Reyes a los directivos, pidiendo mejoras en la plantilla, en forma de nuevas contrataciones o aumento de sueldo. Por pedir, que no quede. Pues de la misma forma ahora me planteo algunos deseos o peticiones, que ojalá vengan con 2016…, con los Reyes Magos y, sobre todo, con el esfuerzo de todos.

Voy a reducir esas peticiones a dos: el empleo y la solidaridad. Para desconcierto de algunos lectores, que tal vez esperan alusiones políticas a pactos, a la situación de Cataluña.

Ha mejorado el empleo en España en 2016, pero es evidente que falta mucho. Mejorar los contratos, reducir la temporalidad y lograr que los españoles que han tenido que emigrar al extranjero – sobre todo jóvenes – para lograr un empleo puedan volver a nuestro país. Hace poco me lo contaba una madre: tiene a sus hijos dispersos por el extranjero, varios con dos títulos académicos, y no ven opciones todavía en España. Un dolor de madre, un dolor de todos.

Un amigo me decía que su coche tiene 19 años, y con él sigue, aunque en España se han vendido 1 millón de coches en 2015, y tiene una posición desahogada: urge la solidaridad y no perder de vista la austeridad. Ha aumentado el gasto, y es buena señal para muchos, pero también un aviso de que no vuelva el despilfarro personal ni institucional.

Sería un buen “regalo” de los Reyes Magos: vigilar la comodidad, valorar el esfuerzo y el sacrificio, no perder de vista la ayuda a los necesitados, que los hay, y muchos, como demuestran muchas instituciones y personas que dedican dinero o tiempo a ayudarles. Aunque no lo parezca, es un auténtico “regalo” para los mayores, que requiere valorarlo y asumirlo en la vida cotidiana. Animo a hacer la prueba con constancia, no sólo con una pincelada o deseos etéreos, sino con planteamientos comprometidos que lleven a la acción.

 
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