Servicios sociales responsables

Y esa responsabilidad incumbe a quienes deciden los servicios sociales y a los profesionales que los prestan, pero también a los ciudadanos.

Quien acude a la sanidad pública o a los servicios de desempleo, por ejemplo, acude con una dosis de nerviosismo, lógicamente, a veces impulsado por necesidades acuciantes, pero eso mismo no puede ser un cheque en blanco para menospreciar o abusar de esos servicios. Son derechos que engendran deberes para todos, no sólo para algunos. Y que sean gratuitos muchas veces no ha de lugar abusos en su aprovechamiento, pues los pagamos entre todos, y que no sea cierto que lo que no se paga no se valora, porque ya digo que los pagamos todos con nuestros impuestos.

Valgan unos ejemplos, que extraigo de lo que escucho, leo o vivo personalmente. Seguro que no son exhaustivos, pero pueden servir de botón de muestra. Y uno de ellos se refiere a la sanidad pública, porque más de un médico me ha comentado que faltan varios pacientes a la cita solicitada en el ambulatorio, y eso me parece un menosprecio hacia los médicos y hacia los ciudadanos. Puede surgir un contratiempo, pero para eso existe el servicio, telefónico o mediante internet, de anulación de cita, que permite a otros utilizar el servicio en esa hora. “Cinco pacientes no han venido esta mañana en dos horas de consulta”, me comentaba un médico de cabecera recientemente.

También los que prestan esos servicios deben velar continuamente por las mejoras y la calidad de sus servicios. Una persona que conozco quería solicitar un subsidio de desempleo, al que parece que tiene derecho, y se encontró con que en internet se exigía un certificado del Instituto Nacional de Seguridad Social, que tenía que adjuntar en un breve plazo al presentar la solicitud. Acuciado por el nerviosismo, acudió personalmente a que le aclararan la documentación que tenía que presentar, y le dijeron que ese certificado no hacía falta, así como algunos datos que en el impreso figuran. La persona interesada se tranquilizó, pero no es lógico que haya una información desfasada en internet para tan importante derecho. La información en internet tiene que ser exacta y completa, no un galimatías formal, que sobre todo a gente mayor o con pocas dosis para la gestión administrativa acaban agotando, con algo de razón.

Respecto a los locales del Servicio de Empleo – o más bien del Desempleo-, me sigue llamando la atención el reducido espacio que se habilita, a veces, para que esperen su turno los ciudadanos. La escena de colas en la calle las hemos visto todos. Hay madres con niños pequeños, gente mayor, carritos, a veces casi hacinados, sin asientos en el interior. ¿Es digna esa situación? Los responsables del SEPE pueden argumentar que las oficinas no se previeron para tantos desempleados, pero la agilidad de la Administración radica en adaptarse a los nuevos tiempos, y desde luego locales públicos espaciosos sobran para poder prestar dignamente este importante servicio.

 
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