Ayuso sumará si se serena

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Isabel Díaz Ayuso pronunció un discurso este martes, ante la Junta Directiva Nacional del PP, que no tiene desperdicio. Refleja sus valiosas aportaciones a la política y sus proyecciones sobre lo que tiene que hacer el PP.

Es evidente que el aparato del PP está con Alberto Núñez Feijóo:  el sector casadista porque sabe que evitará “hacer sangre”; el sector de Ayuso porque sabe que contará – y mucho, aunque “a la gallega” – mucho Feijóo con ella; los sectores pre-Casado porque notarán que se vuelve a contar con ellos. Digamos que todos felices,    por eso hay unanimidad en que Feijóo coja el timón.

La calle quiere y acepta a Feijóo, para pacificar el PP y proyectarlo de nuevo con expectativas de poder gobernar en España. Pero también está con Ayuso, por cómo ha gobernado la Comunidad de Madrid hasta ahora en pelea constante con Pedro Sánchez, y le sigue jaleando con los gritos de “¡presidenta!”.

En el discurso de Ayuso, sin embargo, hubo un error de calado, al reclamar que se expulse del partido a quienes le han hecho la vida imposible, a quienes usaron todos los medios para eliminarla, a la vez que le pedían hipócritamente su ayuda en la campaña electoral de Castilla y León y en el congreso de Valencia.

Lo cierto es que Isabel Díaz Ayuso tiene motivos para estar dolida, cansada, harta con no pocos de su partido. Pero su error es pretender dictar sin ser presidenta lo que el PP debe hacer: expulsarles.  No entro en que sea lo más procedente o no esa medida, sino que ella no debía haberlo dicho: ha de ser más hábil, y en todo caso tenía que habérselo callado, y si lo piensa decírselo a Alberto Núñez Feijóo cuando ya sea presidente.

La habilidad y la experiencia de Feijóo son evidentes. Un gallego muy gallego. Sabe crecer sin hacer sangre. Desde luego, ha de pensar muy bien los nuevos cargos, e intentar aglutinar a todas las sensibilidades, en lo cual sí incidió en su discurso Ayuso con acierto, pero se olvidó de los denominados “casadistas”, que no sabemos si solamente han sido cuatro los que han urdido y ejecutado esa tarea torticera contra ella, o son más.

Han sido meses en que se reían de ella a sus espaldas, mientras aprovechaban su tirón electoral, porque les unía la envidia de ver cómo brillaba Ayuso, y en esa cacería andaban ocupados ¿únicamente los que se sabe, o algunos más en el ayuntamiento de Madrid, en Génova, entre los propios cargos de la Comunidad de Madrid?

La pregunta retórica de Ayuso sobre cuántas Ritas Barberá se van a dejar en la cuneta del PP no le ayuda. Parece que se identifica con el penoso proceso que sufrió Rita, que fue muy distinto: Ayuso ha sufrido un acoso interno; Barberá, un acoso judicial con abandono del PP sin ninguna presunción de inocencia.

Seguro que Feijóo cuenta mucho con Ayuso. Pero Ayuso debe ubicarse con más habilidad, si es preciso tras haber descansado unos días, para ganar en serenidad.

 

Ayuso expresó el sentir de la mayoría de los votantes del PP: que el PP no ha acometido reformas de calado cuando ha tenido mayorías, que hay que acometer la batalla cultural para no caer en el totalitarismo ideológico, etc.

El desgaste personal y familiar que ha sufrido Ayuso es evidente, penoso y pone de manifiesto lo más detestable en un partido político, que es la zancadilla continua de unos contra otros, entrando en una dinámica de SMS y espionaje. Sin embargo, no debe ser Ayuso la que lleve la voz cantante para decir lo que el partido debe hacer con los que le hicieron la vida imposible: debe serenarse, y no ser ella la que diga cómo cicatrizar las heridas.

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