El dúo Rubalcaba-Valenciano

Elena Valenciano, la nueva vicesecretaria general del PSOE, tiene una trayectoria muy radical. Su estreno como vicesecretaria general está resultando muy combativo, tal como ella ha sido siempre. De todas formas, la Valenciano de ahora debe valorar muy bien si su actitud radical ha de seguir siendo la que exhibió en sus años de juventud, porque el PSOE ya ha pagado con creces la demagogia durante los gobiernos de ZP. De paso que Valenciano madura y crece en inteligencia política, puede prestar un bien a la sociedad española, o bien enrarecerla en unos momentos en los que toca trabajar con rigor. Pero Rubalcaba es la mano que mece la cuna, no hay que olvidarlo.

A la vez que Juan Rosell, presidente de la CEOE, ha asegurado en Valencia que la nueva reforma laboral busca salvar empresas, y que los efectos se pueden ver en dos o tres trimestres, Elena Valenciano afirma sin ningún recato que la reforma laboral va contra los empresarios. En síntesis, es como si le dijera a Rosell: “deja que yo hable por los empresarios”.

Valenciano es imprudente al afirmar que el PP especula con el miedo de la gente para quitar poder a los ciudadanos. Suena a palabras de su época estudiantil, en una asamblea. Es un tono mitinero que tiene muchos riesgos, sobre todo para ella y para el PSOE. Simultáneamente, Rubalcaba habla de una oposición de arrimar el hombro: se han repartido los papeles, y es una maniobra muy del gusto de Rubalcaba, maestro en el doble juego desde hace tres décadas. Mientras Valenciano aviva el fuego, él se presenta con otra piel.

Asistimos a un reparto de papeles entre “el bueno” y “el malo” en el PSOE, como hicieron Felipe González y Alfonso Guerra, aunque era evidente que actuaban al unísono, y González marcaba los tiempos y las formas. Ahora han decidido copiar el funcionamiento, y Rubalcaba ejerce de “bueno” –la verdad, no le va mucho el papel-, mientras Valenciano es “la mala”.

Que se percibe ansiedad en todas partes es muy cierto. Pero hacer demagogia con el temor puede resultar cruel. La ansiedad procede, sobre todo, de más de 5 millones de parados, dramático legado de los años en que el PSOE gobernó.

Valenciano no para de soltar “perlas”, recurriendo a calificativos panfletarios. No parece que haya reflexionado ni mucho ni poco en las repercusiones que una oposición política de este tipo tiene en los ciudadanos. Agitar tópicos, recurrir a descalificaciones sistemáticas, jugar con la ansiedad es irresponsable. No es sólo cuestión de formas: Valenciano debe ser constructiva, si es que sabe, puede y quiere. Tal vez, sin más, es que Rubalcaba la quiere para lo que está haciendo.

 
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