Los errores de Fabra sobre el aborto

            Alberto Fabra, presidente de la Generalitat Valenciana, fue entrevistado en la SER unas horas antes de la votación en el Congreso de los Diputados sobre la Ley del Aborto.  El PP mostró una gran cohesión y el PSOE vio truncada su intención de “dividir” al PP, mediante una votación secreta.

            Las declaraciones de Fabra sobre el aborto no tienen desperdicio. Son, ni más ni menos,  una auténtica “tarjeta amarilla” al líder  del PP en tierras valencianas, por su falta de perspicacia política y de incoherencia, de la que Rajoy ha tomado buena nota.

            Fabra animó a los diputados a “votar en conciencia, pues yo votaría en conciencia”. Y prosiguió: “Pocos ciudadanos votaron por lo que dice un partido u otro sobre el aborto. Si los ciudadanos nos votaron fue para sacar a este país de la crisis”. En la entrevista no aclaró qué votaría él en conciencia, lo dejó para quienes quieran elucubrar.

            Un error político de gran calado es el que ha cometido Fabra, si quiere de verdad “ir de la mano” con Rajoy. Cuando el PSOE ha intentado dividir con el aborto al PP, y Rajoy ha dado la orden de apoyar el anteproyecto del ministro Ruiz Gallardón, Fabra cae en el error de desmarcarse de esa estrategia del gallego presidente del Gobierno, y se atreve a comentar que “si hay sorpresa o no en la votación, ya se verá”.

            Alberto Fabra puede ser el candidato del PP a continuar presidiendo la Generalitat Valenciana, pero debe tener más perspectiva política de conjunto, a nivel estatal. El esfuerzo del Gobierno por sacar esta Ley del Aborto no debía haberlo despreciado, dando a sus declaraciones un tono menor para el aborto y  aludiendo a una difusa conciencia de cada diputado.

            Segundo error de Fabra: minusvalorar, incluso haciéndolo olvidar, el compromiso electoral del PP en torno al aborto, para acabar con la ley de ZP de aborto libre. Ni él ni nadie tenemos un termómetro para saber cuántos votaron al PP en las elecciones generales de 2011 por su postura sobre al aborto, o si fue un argumento de peso para decantar el voto. Lo que no puede hacer Fabra es tirar a la papelera un fuerte compromiso electoral con los ciudadanos, y dejando el valor del voto a la pura y dura economía. Para Fabra, a los ciudadanos no les importa nada qué partido defiende la vida y cuál no: yo me atrevo a decirle que sí importa a un sector  importante de la sociedad la protección de la vida, y al Gobierno del PP en particular.

            Queda sin saberse qué entiende Fabra por conciencia. Parece aferrarse a una concepción subjetiva de la ética,  sin admitir que la conciencia tiene un compromiso básico con la realidad, y debe llevar a ser valiente y coherente, en primer lugar en todo lo referente a la vida, en concreto respecto al aborto. Si la conciencia puede llevar a votar cualquier cosa, Maquiavelo se pondría a aplaudir semejante conclusión.

Si no hay fortaleza y convicciones políticas, la ética desaparece de la política, y aparecen los casos de corrupción: en esto sí ha sido valiente Fabra, atajando la corrupción política con decisión en la Comunidad Valenciana.

 
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