Paseando niños, ancianos y mascotas

Paseador de perros.
Paseador de perros.

Hay muchas ganas de oxigenarse y disfrutar de una climatología que invita a pasear. La primavera nos ha lanzado a la calle, aunque este año con subidas y bajadas de temperatura y no pocas lluvias, haciendo realidad el aforismo “en abril, aguas mil”.

Sin ganas ni afán de escudriñar cuanto uno se encuentra por la calle, las calles son un observatorio sociológico de primer orden. Habitualmente, reconocemos que deberíamos caminar más, callejear, tanto por motivos laborales y así evitar un gasto – que no nos viene mal en esta época de precios disparados -, como por razones de salud y descanso, pues algunos van a gimnasios cuando les bastaría caminar regularmente. En fin, viva la libertad, aunque los bolsillos y las familias también mandan.

Muchos sacan a su mascota, que en la mayor parte de los casos es un  perro, o a sus perros, a pasear. Vemos muchos perros por las calles, y no digamos en parques, plazas y paseos marítimos.  Da gusto, porque los hay de todas las razas y se ve que los dueños los cuidan.

El número de perros por habitante va en aumento en España, y se nota en las calles de cualquier ciudad.  Hay 7,5 millones de perros censados en nuestro país, en el “censo canino”. España tiene más hogares con perros que con niños: hay 6 millones de niños menores de 14 años. 

Hace poco vi en una ciudad  un “Espacio canino”, con sus bancos y fuente de agua, y un letrero que da instrucciones sobre su uso, entre las que hay una que “aclara” que no sustituye al paseo diario del perro: sí, así, paseo diario del perro. 

Ha aumentado el respeto y afecto hacia los animales, y particularmente a los perros. Se asume cuidarlos: tiempo, dinero y esfuerzo se consideran bien invertidos. No extraña el comentario de una señora: “en primavera y verano deja pelos en toda la casa y hay que pasar la aspiradora casi cada día”.

Aunque los dueños de los perros han de estar más pendientes cuando los pasean, pues más de un susto dan a viandantes que van con muletas o tienen limitaciones físicas: visto y comprobado. Y no digamos la limpieza de excrementos en parques.

Echo en falta en esos paseos a bebés y ancianos.  Me gustaría ver más carritos de bebé,  más matrimonios jóvenes paseando a sus hijos pequeños. Me gustaría ver más personas paseando con un anciano, ya sea en silla de ruedas o de la mano: hay cuidadoras que lo hacen como trabajo, pero el trato de un hijo paseando con su padre anciano se nota, es de otra dimensión, y no lo veo tanto como personas que pasean a su perro un día sí y otro también. 

Por supuesto que hay personas que pasean a su bebé o a su padre en silla de ruedas, pero me gustaría verlo con más frecuencia.  El paseo diario de los perros me gustaría verlo más con bebés y ancianos. Con los ancianos que tienen limitaciones físicas o psíquicas, ¿cuánto tiempo dedican los familiares  a pasear con ellos?  

 

Otro apunte: ¿dónde están los que padecen síndrome de Down, porque no les veo pasear con sus padres o hermanos? Hace unos seis meses, vi un matrimonio que paseaba con un adolescente con síndrome de Down, que iba detrás de ellos, solo y callado: me generó inquietud y pena esa estampa, sin juzgar a nadie.  Lo estamos pensando todos al leer estas líneas: por desgracia nacen muy pocos bebés con síndrome de Down, porque el aborto lo impide. 

El Tribunal Constitucional tarda ya ¡12 años! en resolver el recurso que presentó el PP. Es tan “incómodo” todo lo relativo al aborto que se esconde, se retrasa, se disimula, se hace un doble juego, en vez de afrontar que hay un ser humano desde el momento de la concepción. Esa es la verdad científica; luego vienen los intereses económicos y la conciencia adormecida o deformada de millones de personas. También la esclavitud tuvo gran aceptación social hace siglos en muchos países: no sirve la aceptación social.

Veo pocos bebés y pocos ancianos, y como contraste cada vez se ven más perros paseando. El auge del afecto a los perros que se note también, y mucho más, en bebés, ancianos y enfermos. Ojalá esté equivocado en mis apreciaciones, pero son el resultado de la observación, y también de comentarlo con otros colegas y amigos. Si el periodismo se basa en “estar, ver y narrar”, y no en “copiar y pegar” desde una mesa, la calle es muchas veces la mejor escuela periodística. 

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