La Religión en la diana política

Clase.
Clase de Religión.

No tengo dudas de que escribir estas líneas en la fiesta solemne de la Inmaculada Concepción, mirando la ya cercana Navidad, tiene una explicación coyuntural, de mero calendario.

Lo que sucede es que, en ocasiones, el calendario es ilustrativo. Trae a la memoria nuestra historia personal y social, y más cuando muy recientemente un consejero de Educación ha dicho que es partidario de eliminar la asignatura de Religión en las aulas. El consejero es Vicent Marzà, valenciano, de Compromís: al menos se ha quitado la careta.

La dimensión religiosa forma parte de todo hombre, no sólo de los católicos ni de los cristianos. Basta recordar las civilizaciones milenarias. Pertenece a la cultura, no exclusivamente al ámbito de la fe o de las creencias personales, con prácticas o ceremonias en la esfera privada o en los templos, aunque algunos se empeñan en hacérnoslo creer así, y obligarnos a ceñirla a la espera privada.

Es posible que los complejos, los subjetivismos y la pasividad de católicos y practicantes de otras religiones conduzcan a que se crezcan los sectarios como Marzà, con falacias y argucias, que parecen ir haciendo mella, todo sea dicho.

Me impactó este hecho de hace unas semanas, sucedido en un hospital. Una mujer de mediana edad acompañaba a su marido que estaba a punto de fallecer, mientras las dos hijas cogían con gran cariño a su padre de la mano en esos trágicos momentos. “¡No es justo!”, repetía la esposa, mirando la edad de sus dos hijas, la de su marido… Un médico le ofreció si quería que un sacerdote le diera la Unción de los Enfermos. La esposa le dijo: “Es que no tenemos ningún seguro”. Este médico le explicó que se trata de un Sacramento, que se imparte gratis y que no va unido a gastos del sepelio. El médico me comentó que nunca le había ocurrido algo así hasta ahora en España.

Este hecho es una muestra de hasta dónde está llegando la ignorancia religiosa, que me produce pena cultural y moral.

La Religión forma parte principal de la cultura de la humanidad, y es distinto a que se practique o no, se tenga fe o no. Conviene aprender en las civilizaciones más antiguas manifestaciones perennes de la religión, como dimensión del hombre hacia Dios, un Ser superior que explica racionalmente incógnitas que nos planteamos siempre los hombres, como es la inmortalidad del alma y una moral que es objetiva con nuestro ser, no fluctuante ante caprichos-subjetivismos-autoritarismos.

Un conseller de Compromís opina sobre la Religión, porque él sí la tiene en su diana, como otros interesados en relegarla o incluso suprimirla. Periodistas o escritores tendemos a orillar esta faceta, relegándola a especialistas, o incluso a los eclesiásticos en exclusiva, por temor a parecer ‘intrusos’ o ‘beatos”. Y de ese modo caemos en la trampa: no le damos a la Religión la dignidad académica, cultural, laical, social, que se merece.

Para Marx, la religión era el opio del pueblo. Hubo filósofos que lo repitieron y se lo creyeron, y líderes políticos que lo pusieron en marcha en sus países. ¿Resultado? Pervive la religión en Rusia, revive en la Europa del Este, sobrevive a la persecución en China.

 

En España y en los países que nos rodean, la religión está en retroceso. Puede ser que forme parte de ese retroceso de la democracia de que ha hablado el Papa Francisco en su reciente viaje a Chipre y Grecia, porque la religión sólo se concibe, se manifiesta y respira en un clima de libertad: religión y libertad se necesitan y alimentan mutuamente.

La Religión como parte de nuestra cultura tiene un lugar más que merecido en la enseñanza. Para comprender nuestra historia, nuestras tradiciones, nuestro arte, nuestra literatura. En un plano académico y natural, sin buscar directamente la conversión de los alumnos o la práctica de la religión católica en sus vidas: que aprendan, reflexionen y decidan. Siempre hay que ofrecer la práctica religiosa en un clima de libertad, que es el propio de la fe, de la Iglesia.

¿Es atractiva para los alumnos la Religión? Si se explica bien, pienso que mucho más que la mayoría de las asignaturas, y clave en la formación humanística. Habría tal vez que estudiar cómo se imparte la asignatura y los temarios.

El Papa Benedicto XVI afirmó en 2012 que “el cristianismo no es una religión del miedo, sino de la confianza y del amor al Padre que nos ama”. Es posible que, en la enseñanza y en la práctica de la Religión, se olvide en ocasiones esta verdad central, destacando los temores y prohibiciones, y no resaltando el tesoro, la riqueza que se ofrece, también en el plano meramente humano.

Puede influir que se enfoque la Religión como un conjunto de prohibiciones o código, que en la cultura actual tiende a repelernos. Es una visión empobrecida de la Religión, deficiente incluso. Es una fuerza para el alma, y para el cuerpo, impregna de sentido la vida, la familia; ayuda a la conciencia personal. Con una visión positiva, enriquecedora y libre de la Religión, pienso que hay planteamientos que podrían cambiar.

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