Los estudiantes de periodismo están deprimidos

Acabo de terminar las clases de este curso académico sobre Periodismo e Internet. Toca hacer balance y admito que me ha dejado impresionado el bajísimo estado de ánimo de los estudiantes, su terror ante el futuro y la angustia vital que tanta incertidumbre les provoca.

Entiendo que no les faltan motivos. En España han perdido su puesto de trabajo 10.000 periodistas en los últimos cuatro años. Sólo en 2012 se han quedado en la calle 4.800 profesionales. Han cerrado 70 medios de comunicación. Son números importantes.

Y no se trata de un problema endémico. En los Estados Unidos el número de periodistas contratados ha bajado un 30% desde 1989. Según la última encuesta del Pew Research Center, ahora trabajan allí a tiempo completo sólo unos 40.000 profesionales de la comunicación.

Pese a todo lo dicho, yo soy optimista. Creo que hay futuro en el periodismo. Precisamente en estos momentos, donde Internet facilita el acceso a múltiples fuentes de información, es más necesario que nunca el concurso de periodistas.

Alguien debe priorizar las cuestiones, ordenar los temas por relevancia y proporción, contrastar los rumores que circulan por las redes sociales, avanzar las claves realmente importantes para la sociedad, captar qué cuestiones resultan vitales para un país y ponerlas en valor, presentar de forma atractiva y honesta esos asuntos...

Todo esto, insisto, es hoy más necesario que nunca. Y no se improvisa. Hay que adquirir formación y trabajar duro para lograr hacerlo con solvencia.

Las conclusiones del informe del Pew Research Center antes citado van en las misma dirección que apunto. La calidad de los medios de comunicación ha empeorado porque los medios adolecen de “falta de personal y falta de preparación para descubrir temas de interés, profundizar en los que surgen o verificar la información que llega a sus manos”.

Pero añado otro dato relevante. Los profesionales que trabajan en departamentos de prensa y gabinetes de comunicación no han sufrido la crisis como los que están al otro lado de la trinchera. Ni mucho menos. En 1980, los periodistas de comunicación institucional registrados en los Estados Unidos eran casi tantos como los que trabajaban en los medios. Hoy son cuatro veces más.

Conclusión: en estos momentos las televisiones, las radios, los periódicos y las webs informativas, mucho más limitadas financieramente que las grandes compañías, pueden acabar convertidas en meros altavoces de fuentes interesadas. Podemos acabar muy mal informados.

 

Por todo esto digo que no hay espacio para la depresión. Hay futuro para el periodismo. Hacen falta muchos periodistas cualificados. Hay trabajo para todos aquellos que estén dispuestos a tomarse en serio esto de la comunicación.

Más en twitter: @javierfumero

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