La SER quiere recuperar el espíritu de Iñaki Gabilondo

La intención de los directivos de la entidad que preside Ignacio Polanco es aplicar un lavado de cara total a la Cadena SER. Están preocupados por la deriva emprendida por la emisora en los últimos años: consideran que se ha perdido pulso informativo y pujanza, sus principales virtudes hasta hace no mucho tiempo.

En la Gran Vía son conscientes de que parte de culpa la tiene la permanencia del PSOE en la Moncloa. Los medios de comunicación afines en lo ideológico a una fuerza política ganan vigor cuando es el rival quien gobierna. Y su contrario. Pero hay más.

Por un lado, existe el convencimiento de que ha habido errores en la elección de algunos directores de programa. Parte de la pérdida de relevancia –advierten- está relacionada con el poco carisma de algunos de sus rostros.

Y por otro lado, Prisa acaba de admitir que lleva años gestionando muy mal su relación con los profesionales de la emisora. El elenco de agraviados es ya considerable. En este grupo se incluyen algunos veteranos como Carlos Elordi, laminado hace unos meses por Francino, harto de que le llevara la contraria y quejoso por sus continuas faltas de respeto; Luis del Val, que ha abandonado ‘Hoy por Hoy’ para fichar por el programa de Buruaga en la COPE; Pedro Blanco, relegado como número dos de Francino porque este no se fiaba de él y no le gustaba su estilo; o Isaías Lafuente, que también cayó en desgracia por pertenecer a la ‘era Gabilondo’.

Sin embargo, hay dos casos especialmente clamorosos en lo que se refiere a la mala gestión del talento que ha hecho la SER estos años:

1) En primer lugar y más reciente, la marcha de Paco González, Pepe Domingo Castaño y cincuenta profesionales a la Cadena COPE, en una operación que ha supuesto el desmantelamiento del área de Deportes de la SER. De esta fuga ya se ha hablado en esta misma tribuna por lo que me remito a lo dicho en esa pieza.

2) Pero hay otra afrenta que han decidido subsanar ahora los directivos de la SER: el arrinconamiento de Iñaki Gabilondo. Cuando Prisa decide poner en manos de Javier Pons la recuperación de esa pujanza que caracterizó a la emisora durante años, elige a Iñaki Gabilondo como consejero de un comité de sabios llamado a marcas las pautas de esta regeneración. En la nota oficial de la compañía emitida esta semana en la que se anunciaba esta revolución se calificaba a Gabilondo como “el comunicador más influyente y prestigioso de la sociedad española”. No es un gesto inocente.

Han pasado cinco años desde que Jesús Polanco le pidiera a Gabilondo, prácticamente como un favor personal, que cambiara la radio por la televisión para apoyar el nacimiento del costoso proyecto audiovisual que iba a emprender la compañía: la cadena Cuatro. Un traslado que muchos vieron como un error estratégico, por la pérdida que suponía de protagonismo y relevancia, pero que el protagonista afrontó con diligencia.

Durante estos cinco años, Gabilondo ha sido ninguneado desde la SER. Algún directivo se jactaba por los pasillos de la emisora de estar acabando “con la caspa de la era Gabilondo”, de haber puesto fin a formas radiofónicas prácticamente del pleistoceno, de estar logrando la modernización que faltaba en aquellos micrófonos…

 

Ahora, todo eso ha terminado. En la SER sentencia que no se ha ido a mejor… sino todo lo contrario. El objetivo es recuperar el espíritu de Iñaki Gabilondo y por eso se le repesca como asesor áulico. Justo la semana en la que ha participado en un encuentro digital del diario ABC donde ha aprovechado para pedir perdón por lo sucedido en los días posteriores al 11-M. Concretamente, dijo:

-- (Sobre sus duras palabras contra José María Aznar) “Lo que más me marcó, me creó los primeros enemigos que tuve en mi vida, fue mi crítica a Aznar. Cuando dejé la SER dije una cosa: pido perdón por mi ira. Porque reconozco que aquellas críticas a Aznar que, desde mi punto de vista, estaban justificadas y que hoy mantengo igualmente, fueron formalmente airadas. Nunca había sido así antes, pero la Guerra de Irak, por su trascendencia, elevó el listón. El Aznar de la segunda legislatura se manejaba con una suficiencia insufrible y he de reconocer que sacó lo peor de mí”. “Me sacó de mis casillas”, remató.

-- (Sobre los falsos suicidas de los trenes de Atocha) “Esa noticia fue dada en el programa que yo dirigía y, por tanto, asumí y asumo toda la responsabilidad. La noticia fue un error. Nuestro redactor dio fiabilidad a una fuente que consideraba solvente. Repito que he rectificado en múltiples ocasiones y repito que volveré a hacerlo cuando se me vuelva a pedir”.

Ahora, Gabilondo va a participar en la refundación de la SER, una operación que augura cambios de gran calado que podrían afectar incluso a sus principales comunicadores. De hecho, hay quien alude a un viejo plan que proponía enviar a Carles Francino a los servicios informativos de Cuatro (el Grupo Prisa mantendrá un año más el control de este área tras la fusión con Telecinco) y trasladar a Angels Barceló a las mañanas.

Los directivos de la SER siempre han admitido que esta operación entrañaba algún riesgo. Pero, añaden, se trata de un riesgo controlado: “es muy probable que Angels no pierda la audiencia que tiene Francino; a partir de ahí, todo será ganancia”. Habrá que ver si se consuma este vuelco.

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