Economía y Capitalismo: es la hora de los Expertos Económicos (o Tecnócratas), y III

“No tengo una bola mágica, no soy adivino. Soy realista y tengo claro que, como decían nuestros padres, no es posible gastarse más de lo que tienes, y de ello, en mayor o menos medida, tenemos responsabilidad en el problema los 47 millones de españoles”. Suscribo y apoyo todas y cada una de las palabras de Juan Roig, presidente de una de las empresas más exitosas de España, de la Unión Europea y del mundo.

Mercadona, que así se llama su empresa, creó 6.500 empleos nuevos en 2011, facturó un 8% más y aumentó sus beneficios en un 19%. Sus previsiones para 2012 son igualmente buenas. Al paso que va, Juan Roig encontrará su lugar en el pódium de los más ricos del mundo, junto a otros empresarios españoles exitosos, como Emilio Botín (presidente de Banco Santander) y Amancio Ortega (presidente de Inditex-Zara).

Si, España, como declaró la canciller alemana Angela Merkel el 2 de marzo de 2012, se hubiera adherido, en su momento, a lo que ella denomina “la Europa de la austeridad”, estoy cierto que hoy, en marzo de 2012, no estaríamos hablando de un déficit público español del 8,51% -en vez del 6% declarado por los socialistas, al cierre del ejercicio fiscal 2011- y de tener que recortarlo al 4,4%. En la primera semana de marzo de 2012, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, “se plantó” en Bruselas y dijo que “el nuevo escenario económico en España, mucho más negativo que el previsto por el anterior gobierno socialista, justifica y explica, por qué en España, rebajaremos el déficit público al 5,8%, y no el prometido 4,4%”. Rajoy añadió, para infundir confianza: “España ha cumplido, España cumple y España cumplirá”. De acuerdo, señor Rajoy, si usted lo dice, le daremos un voto de confianza, que no es lo mismo que creer en sus palabras, sino darle la oportunidad de convertirlas en realidad.

Merkel significa austeridad; Bibiana Aído, despilfarro

Que en España –como en Grecia, Italia, Portugal e Irlanda- se ha gastado muy por encima de los ingresos es una realidad que se ve reflejada tanto en las cuentas públicas como en las páginas interiores de los periódicos. Se ha llegado incluso hasta el extremo en un sentido grotesco: mientras Angela Merkel -canciller de la nación más rica de Europa, Alemania, cuyo índice de producción industrial y las exportaciones crecieron un 9%, en los dos primeros meses de 2012-, lleva el mismo atuendo o traje de chaqueta y pantalón por la mañana, cuando se celebra la cumbre del Euro Grupo, y repite el mismo traje al mediodía, cuando las cámaras de televisión la captan comprando fruta en un mercadillo, “sin cambiarse de ropa para la ocasión”, está dando un ejemplo formidable de austeridad sin precedentes, maravilloso. La izquierda radical acusará a Merkel de “estar haciendo un ejercicio de relaciones públicas ante las cámaras; en otras palabras de populismo”. A lo cual yo respondería de dos maneras: primero, que a ese pueblo al que solo le interesa el “pan y circo” (cerveza y fútbol), la mejor manera de hacerle ver cómo hay que hacer las cosas no es con argumentos racionales, sino con gestos gráficos que pueda imitar. Desgraciadamente, “el pueblo fiel masculino” compra más la revista “Interviú” que el diario económico “Expansión”. Desafortunadamente, “el pueblo fiel femenino” presta más atención al semanario “Diez Minutos” que al diario de negocios y economía “Cinco Días”. Ha sido así a lo largo de la historia de la humanidad y lo seguirá siendo. ¿Preferiría yo que las cosas fueran de otra manera? Confieso abiertamente que sí: ya me gustaría a mí que en vez de novelitas, las masas leyeran ensayos económicos. Pero no va a suceder. Ni siquiera los comunistas soviéticos lo consiguieron, imponiendo un formidable sistema educativo. Un breve vistazo a la historia y, ni siquiera el llamado “despotismo ilustrado del todo para el pueblo pero sin el pueblo” ha conseguido hacer las cosas mejor.

Una persona insulsa e inculta como la exministra socialista Bibiana Aído, solía recordar con orgullo que, “mi padre, cuando yo tenía diez o doce años, ya me leía el Capital de Marx”; ¡vaya por Dios! Resulta que Bibiana Aído es digna heredera de Mozart, quien, en su más tierna infancia ya tocaba el piano, y a los tres años ya había compuesto su primera ópera. En otro orden de cosas, frente a la austera Ángela Merkel, quien en el mismo día utiliza el mismo traje de sencilla hechura, la exministra Aído protagonizó varios escándalos que, además de su naturaleza económico-financiera, muestran la falta de sensatez de esta mujer, tan propia de los nuevos ricos: No en una, ni en varias, sino en muchas ocasiones se vio a Bibiana Aído acompañada de su séquito ministerial “yendo de compras”, a las principales firmas de moda, de la llamada milla de oro de Madrid, en las calles Ortega y Gasset, Serrano, etc. Gran aprendizaje el suyo, fruto de las tempranas lecturas de Marx: comprarse ropa de lujo con el dinero de los contribuyentes. Cuando me preguntan si España se va a convertir en una segunda Grecia, y me vienen a la cabeza comportamientos tan poco edificantes y sensatos como los de Bibiana Aído, tiendo a responder que sí: España va camino de convertirse en Grecia.

Luego, como un torrente, repaso mentalmente las cuentas públicas y las proyecciones de los muchos Servicios de Estudios Económicos y, confieso, siento miedo, porque España se parece cada vez más a Grecia. Especialmente el sur de España. En el año 2011, las comunidades autónomas del norte de España (Navarra, Euskadi, Madrid, Cataluña, por ejemplo) crecieron económicamente por encima de la media nacional; en cambio, regiones del sur, como Andalucía y Extremadura, crecieron en términos de Producto Interior Bruto, por debajo de la media nacional. Para mayor abundamiento: la tasa de paro en las regiones del norte ronda la mitad de la media aritmética nacional; el desempleo en el Sur de España es más del doble que la tasa de paro estatal.

Euskadi, Cataluña y Navarra son tierras de emprendedores. De gente que trabaja dura y esforzadamente. Y que sale adelante. Llevamos más de treinta años recibiendo informaciones de los medios de comunicación que nos dicen que Andalucía y Extremadura “viven” de subsidios, de “cosas” llamadas PER y otras lindezas del mismo estilo. ¿De dónde sale el dinero para mantener artificialmente vivas Andalucía y Extremadura? Respuesta: de los impuestos que pagan vascos, catalanes y navarros, fruto de la riqueza que generan con su trabajo. Por analogía, las regiones del sur de España, me recuerdan a Grecia: acaba de recibir el dinero del segundo rescate de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional. Sobre el papel, el ratio de la deuda de Grecia sobre su Producto Interior Bruto se reduce del 160% al 120%. Con esos números, como experto en Economía, no me siento aliviado. Y no reparo, para nada, en los informes publicados por las agencias de calificación de riesgo crediticio Fitch, Standard & Poors y Moody’s, que dan por descontado que, a pesar del rescate, el estado heleno está en quiebra, en bancarrota. Es decir, que, dentro de poco, hará falta un tercer rescate, puesto que la alternativa es –simple y llanamente- mostrar a Grecia la puerta de salida de la Zona Euro y de la Europa de los Veintisiete.

Grecia y el sur de España se parecen

 

No, no me vienen a la cabeza los informes de las desacreditadas agencias de calificación de riesgo. Estoy pensando en la psicología y la sociología del pueblo griego: los griegos piensan que están siendo agredidos, que se les está despojando de lo que tienen, que si ya son pobres, lo van a ser aun más. Todo esto es cierto. Como también lo es, el hecho de que un funcionario heleno trabaja solamente cinco meses y medio al año; que un trabajador puede jubilarse sin problemas a los 55 años y nadie, en Grecia, le va preguntar el porqué; según la ley laboral griega, casi 900 profesiones son consideradas de alto riesgo en Grecia, de tal manera que, sin prescripción médica, un trabajador que esté dentro de alguna de esas categorías puede obtener la baja laboral indefinida. Un caso muy frecuente es el de los peluqueros y peluqueras: utilizan tijeras y productos cosméticos. El de peluquero y/o peluquera, es un oficio de muy alto riesgo, por lo que son muchos los que, muy pronto en su vida laboral, pasan a ser jubilados.

No hay ningún problema para Grecia ni para los griegos: el no trabajar –pero cobrando-, es una barra libre, que pagan la banca francesa y alemana y, por supuesto, la Unión Europea y el FMI. Para conseguir que se aprobara el segundo rescate de Grecia, ha sido necesario “convencer” (=obligar), “persuadir” (=obligar) al 95,5% de sus acreedores de que aceptaran una quita de dos tercios del valor de la deuda: a cambio de nada. Bancos franceses, como BNP Paribas no solamente lo han notado negativamente en sus cuentas, sino que, para compensar la merma de beneficios, han anunciado draconianos recortes de empleo en su plantilla. Para que todos nos entendamos: un banco francés, por poner un ejemplo, presta dinero a Grecia. Los helenos despilfarran el dinero prestado y, además, no trabajan. Grecia va a la quiebra. Nadie, dentro de la Unión Europea, quiere que un estado miembro se hunda. Se fuerza a los parlamentarios alemanes –que representan al muy trabajador contribuyente alemán, que paga sus impuestos “religiosamente”- a que voten a favor del rescate griego. Se obliga al banco francés que he puesto como ejemplo, a que condone la deuda que le debe el Estado griego. Como consecuencia, dicho banco tiene que reflejar en su balance unas pérdidas no previstas, de las que no gustan nada a los accionistas dueños del banco. La entidad financiera se ve obligada a tener que hacer varias cosas: primero, reconocer contablemente las pérdidas –lo cual es, ya en sí mismo, una gran humillación-; segundo compensar las pérdidas con recortes de gastos: esto se traduce en recorte de personal, en miles de empleados franceses del banco que –como consecuencia de la necesaria solidaridad con los griegos-, de repente se ven en la calle sin trabajo; tercero, el banco, siguiendo las normas de Basilea III, los Acuerdos del G20 y, en general de la nueva Arquitectura Financiera Internacional, aumentará sus reservas de capital hasta el 7% e incrementará dotaciones y provisiones.

¿Cómo se sienten los griegos? ¿Están agradecidos a los franceses por haberles salvado del desastre? Si lo que vemos en televisión que hacen los griegos es reflejo de lo que piensan, parece claro que no están agradecidos, más bien al contrario: los griegos –como muchos que viven en el sur de España- piensan que todo les es debido, porque no están acostumbrados a la cultura del esfuerzo- no paran de manifestarse y de organizar huelgas generales. Las agencias de calificación de riesgo, las tres, con sus informes del fin de semana (10 al 12 de marzo de 2012) se han quedado cortas: anticipo, sin ningún temor a equivocarme, que Grecia volverá a la bancarrota en breve. Lo que no tengo tan claro es si habrá un tercer plan de salvamento para Grecia. Es posible que alguien alce la mirada y vea que el Partenón es un edificio en ruinas y, como diría el ex presidente de la Reserva Federal estadounidense, Alan Greenspan, son “cuatro columnas sin valor económico alguno”. No quiero que se me malinterprete: amo el arte; adoro el Monasterio de El Escorial, que no sólo no está en ruinas –por contraste con el Partenón griego-, sino que es un edificio vivo, como quería su fundador, mecenas y constructor, el Rey Nuestro Señor, Felipe II: “quiero que cada piedra esta casa-monasterio sea fiel reflejo del Magisterio de la Santa Madre Iglesia, expresado en el Concilio de Trento”. Como le dijo la Reina de Inglaterra al abad agustino del Real Monasterio en una visita a España a principios de los años ochenta: “padre, en esta Basílica debe ser una maravilla poder rezar con paz”. Es cierto y es mucho, muchísimo más de lo que puede hacerse en las cuatro piedras mal puestas del Partenón.

Cultura de esfuerzo y trabajo

El problema de los griegos es que tienen tendencia al despilfarro –especialmente, teniendo en cuenta que el dinero no es suyo, que es dinero prestado y que, cuando llega el momento de devolverlo, no lo hacen, so pena de declararse en quiebra- y, por contraste, no tienen una cultura del esfuerzo y del trabajo. Que es una cultura que sí tienen vascos, catalanes y navarros: y, por lo que les tengo un respeto enorme, inmenso y una gran admiración personal y profesional.

Ojalá, millones de griegos, y millones de españoles que viven en el sur de España, tomaran nota de las recetas de Juan Roig, el dueño de Mercadona. La Memoria de la empresa correspondiente a 2011 lleva por título: “Cultura del esfuerzo y del trabajo. El éxito depende de mí”. Si tuviera que hacer una traducción de lo que debiera significar el “Sueño Americano” en España, elegiría el título de la Memoria de Mercadona. Y, cuando se tiene esta actitud, que deriva en comportamientos, sí es posible predecir el futuro: porque el futuro te lo construyes tú; eres dueño de tu destino; tú decides qué vas a hacer con tu vida. Esta filosofía del esfuerzo y del trabajo es radicalmente opuesta a la de la subvención en Andalucía o los rescates de la bancarrota en Grecia. Mientras la filosofía del esfuerzo y del trabajo apela a la responsabilidad personal, la cultura de los que niegan que es posible anticipar el futuro económico, se basa en que la supervivencia –que es lo opuesto del éxito profesional y empresarial- depende “del subsidio de desempleo”, de que “el banco me perdone la hipoteca”, el “PER llegue a tiempo”, continúe “la existencia de los PER fuera de la ley”, o las entidades francesas y alemanas “condonen obligatoriamente la deuda a los griegos, mediante una quita impuesta”.

Si los que niegan la imposibilidad de predecir el futuro económico a cinco o diez años, o ponen en duda dicha posibilidad, son los mismos que viven gracias a esas formas de –utilicemos un eufemismo suave- beneficencia pública, no me extraña que, al quitarles su forma de vida y enfrentarles a la economía de libre mercado y libre empresa, al capitalismo, se les pongan los pelos de punta. A mí, lo que me pone los pelos de punta es que el trabajo duro y esforzado de vascos, navarros y catalanes no sea capaz de compensar económica y financieramente, la falta de esfuerzo y trabajo de los vecinos del sur. Lo último que me gustaría es que España acabara siendo otra Grecia. Muchos profesionales liberales jóvenes (médicos, arquitectos, ingenieros, economistas, abogados, etc.) españoles con ganas de trabajar, han aprendido idiomas y han emigrado a otros países, porque intuyen –sin necesidad de estudiar las estadísticas y encuestas del INE- que España se enfrenta a una década perdida, económicamente. También me preocupan aquellos que no han estudiado econometría, aquellos que nunca han elaborado un presupuesto, aquellos que no son suficientemente ambiciosos como para proponerse objetivos profesionales de éxito a medio y largo plazo. Son incapaces de entender la frase del presidente de Mercadona, “el éxito depende de mí”.

China, abanderando el capitalismo

Sé que recibo críticas de los inmovilistas de derechas y de izquierdas. Ninguno de estos dos colectivos ideológicos entiende cómo funciona la economía de libre mercado, ni el capitalismo. Quienes sí los comprenden a la perfección son los comunistas chinos. Un día después del discurso de Juan Roig -el presidente de Mercadona-, el primer ministro chino, Wen Jiabao se dirigía a la cúpula del Partido Comunista Chino para decirles, que el gobierno rebajaba las expectativas de crecimiento económico para 2012 del 8% al 7,5%: “queremos un menor crecimiento, en aras de un mejor crecimiento: más equilibrado, socialmente más harmónico y procurando evitar la formación de burbujas”. Los comunistas chinos hubieran estado encantados de escuchar a Juan Roig decir: “el éxito depende de mí”, porque ellos aplican el mismo principio, de querer planificar el futuro y luchar con todas sus fuerzas para conseguir sus objetivos: “guiaremos a los ayuntamientos y comunidades locales –continuó Wen Jiabao- para que centren sus esfuerzos en reestructurar los patrones del desarrollo económico, aumentando el consumo doméstico, y mejorando la calidad y el efecto de este crecimiento”. Como cualquier empresa privada, el gobierno chino “elaborará una lista de aquellos productos y servicios, de sectores estratégicos emergentes, y nuevos modelos de negocio”. Si me hubieran dicho que estas palabras pertenecían a Steve Ballmer, CEO de Microsoft, en vez de al primer ministro chino, me lo hubiera creído.

Para acabar, las palabras del presidente de Mercadona, que provocaron escándalo y polémica, en España, porque en cualquier otro país (sensato) que no sea el nuestro, hubieran sido aplaudidas: “hay que imitar la cultura del esfuerzo de los bazares chinos”. Estas palabras, fuera de contexto y comentadas con negativa intencionalidad ideológica, pueden causar furor, enfado e ira, como así fue. Entre enero y febrero de 2012, una media de 222 pequeños comercios ha echado el cierre en España, porque no podían competir. Leyes, como la de la Comunidad de Madrid, que, a partir de mayo de 2012, darán mayor libertad de horarios a los comercios, son criticadas por la derecha inmovilista, porque dice que les es imposible competir con las grandes superficies (como Mercadona), y son vilipendiadas por la izquierda inmovilista, porque afirma que atenta contra los derechos de los trabajadores.

Peor aún: las palabras de Juan Roig, presidente de Mercadona, han sido sacadas de contexto, dando a entender que los españoles deberíamos trabajar como los chinos en sus bazares: 20 horas al día y sin beneficios sociales. Juan Roig no dijo eso en absoluto. Sus palabras fueron las siguientes: “En España, se han derrochado muchos recursos. Se han otorgado una gran cantidad de subvenciones improductivas y ha cuajado la cultura del absentismo. Hoy, hay un millón de personas que no han ido a trabajar, y eso es inmanejable e insostenible”. Lo dice un Líder Empresarial, un Experto-Tecnócrata que, tan sólo en 2011, creó 6.500 nuevos puestos de trabajo. “Y ahora hay que tomar medidas. Soy partidario decidido de acabar con el derroche y elevar así la productividad. La crisis durará el tiempo que se tome todo el mundo en aplicar el cambio radical que necesitamos. Es urgente que el nivel de vida y la productividad se equilibren en España”.

Doy gracias a Dios, porque un empresario exitoso, que predica dando un magnífico ejemplo, tenga la fortaleza, el coraje y la valentía de decir lo que muchos pensamos y, tantas veces, no nos atrevemos a decir. Nos da miedo que los medios de comunicación nos critiquen, puesto que, para ellos, el modelo a seguir no es el del exitoso-capitalista-experto-tecnócrata, Juan Roig, presidente de Mercadona, sino los manifestantes del 15M, a quienes muchos medios de comunicación, han convertido en héroes sociales.

Dado el odio, el resentimiento social, que existe en una sociedad tan polarizada y dividida políticamente como la española, no es de extrañar que muchos tengan miedo de decir lo que muy bien expresó Juan Roig el 5 de marzo de 2012. Acabo con sus palabras: “Cultura del esfuerzo y del trabajo. El éxito depende de mí”.

Jorge Díaz-Cardiel, Socio Director ADVICE Consultants, autor de Obama y el liderazgo pragmático y La reinvención de Obama, ¿tras la decepción hay esperanza?

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