Urge actuar con extrema rapidez para salir de la crisis económica

Dos hombres miran el cristal de una oficina de empleo
Dos hombres miran el cristal de una oficina de empleo

China creció económicamente 18,3% en el primer trimestre de 2021. Estados Unidos crecerá casi el 7% y, lo que es más importante, el consumo, la producción y el empleo aumentan. En cambio, Europa no ya renquea, sino que no arranca. Sigue yendo para atrás. Los servicios de estudios económicos dicen que España “vive una segunda recesión”. Dudo los españoles sean conscientes -como lo son los economistas- que vivimos una segunda recesión. La sensación que tenemos es la de vivir, desde marzo de 2020 a mediados de abril de 2021, en una permanente recesión.

El PIB español se redujo -11% en 2020. Si había perspectivas económicas más optimistas para 2021, tanto el gobierno -que aspiraba a lograr un avance del PIB cercano a los dos dígitos gracias a las subvenciones comunitarias en 2021- rebajó su proyección a un avance del 6,5%, en línea ya con las estimaciones a la baja publicadas por el Banco de España, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o BBVA y CaixaBank. La tasa de paro se situó al finalizar 2020 en 16,1% de la población activa. Teniendo en cuenta la figura de los ERTE, que “soportan” un millón de trabajadores, la tasa real de desempleados sería mucho mayor. Y esto es lo que siente y sufre la gente.

Las disquisiciones sobre si el FMI mejora dos décimas sus previsiones para España, versus el Banco de España, que las empeora, son inocuas, vacías, irrelevantes. No solo porque esas previsiones son revisadas constantemente, sino porque, si bien economía y sociedad debieran ir de la mano, la realidad es que España no pasa así. La sociedad siente las cosas de una manera y la ciencia económica va por otro lado. A los expertos se les llena la boca con -por ejemplo- los 4.000 millones de euros procedentes de Europa que el gobierno destinará a la digitalización de las pymes. Pero las pequeñas y medianas empresas, en su conjunto, hoy, están temblando porque el estado español les debe 84.000 millones de euros, tan solo de 2020. Toma morosidad y quién es el moroso. 300 pymes echan el cerrojo a diario.

Se nos habla de otra reforma laboral, financiera y fiscal. Volvemos más de diez años atrás para recordar que, en la crisis financiera anterior, todas las soluciones llevaban el encabezamiento de “reformas”. La realidad es que, entre “reformas” y “planes” (plan de sostenibilidad, plan de movilidad, plan de transición ecológica, plan de transformación digital, etc, que darán contenido a los 150.000 millones de euros que vendrán de Europa) no avanzamos. Se nos dice que el plan de recuperación gubernamental incrementará 1% las rentas de las familias en 2021. Pero la inflación ya ha superado esa cifra, por lo que el efecto en los bolsillos del ciudadano, son neutros. En realidad, no, son peores, porque entre despidos y ERTE, la renta disponible de las personas ha bajado sustancialmente: el PIB per capita (por persona) cayó en España -11,6%, y hemos retrocedido a niveles de 2015, que, económicamente, fue un año bueno, porque el PIB creció el 3%. Pues si hemos perdido -11,6% de renta por persona, quiere decir que nuestra situación económica personal ha empeorado.

Evidentemente, al hablar de personas, es menester acudir a la expresión popular “hay de todo, como en botica”. Hay personas cuya situación personal quizá haya mejorado, pero cuando hablamos de economía y sociedad fijarse en el famoso 1% más rico es fútil, porque en estadística (los porcentajes) “siempre gana el porcentaje mayor sobre el menor”; es decir el 99%. Y esto no es ninguna obviedad, porque la sociología nos enseña que las personas vivimos en burbujas sociales y económicas, tendiendo a pensar que lo que nos rodea “es lo normal”. La cuestión es que hay muchas normalidades y la de un barrio popular como Vallecas es distinta a la de Neguri o Las Arenas de Bilbao. Más aún, en Vallecas están censadas 1,2 millones de personas, desde Puente de Vallecas (300.000 personas) hasta la Villa de Vallecas y con un fuerte sentimiento de identidad propio, tanto o mayor que el de los vascos: en el ayuntamiento de Vallecas hay una placa dedicada a los concejales “del barrio” que, durante la Guerra Civil proclamaron la República Independiente de Vallecas. Bromas, las mínimas.

En Neguri y Las Arenas, en Getxo (Vizcaya), viven 82.000 personas. La renta disponible media en Vallecas en 2020 fue de 10.000 euros; recordemos, 1,2 millones de personas. La renta disponible media en Neguri y Las Arenas, en Bilbao, es de 69.000 euros; recordemos, 82.000 habitantes. Cabe pensar que con 10.000 euros versus 69.000 euros de renta disponible/año, la vida en Vallecas es muy distinta a la de Neguri y Las Arenas. Por cierto, la renta media anual en España es de “21.000 euros/año; siendo 17.000 euros la renta más habitual y extendida” (Todos, datos de Contabilidad Nacional del Instituto Nacional de Estadística, INE, de 26 de marzo de 2021, referidos al ejercicio fiscal 2020).

Seguramente, si a las 500 familias de Lugo que dependen de la multinacional Alcoa -que amenaza con irse, dejando Lugo como un erial- les hablasen de décimas del PIB, no prestarían atención, porque lo que necesitan no son planes ni reformas, sino acción. Por eso América y China crecen económicamente y crean empleo…, mucho empleo. En lo peor de la recesión en 2020, el paro en EEUU llegó al 15,7%. Hoy está en el 6%. Se han creado 12 millones de puestos de trabajo en América, conforme avanza el proceso de vacunación, se abre la economía y las empresas retoman su actividad. No es el caso de Europa y tampoco de España (tasa de paro del 16,13%).

En Florida y Texas, bares, restaurantes, tiendas y empresas están abiertas y funcionando, por lo que sus economías florecen y, además atraen a empresas tecnológicas de Silicon Valley (Oracle, Dell, Amazon, HP, etc) que, teniendo sede en California u otros lugares (Seattle, Amazon), están sometidas a cierres y confinamientos, con la consiguiente pérdida de negocio y de empleo. Las Vegas abrió sus puertas el 1 de abril y, automáticamente, han vuelto 2,5 millones de puestos de trabajo (camareros, personal de limpieza y hostelería) en su gran mayoría hispanos. Y se prevé que 48 millones de turistas americanos visiten este año la ciudad (cifra que se acerca al número de turistas extranjeros que suele recibir España en un año pre-pandemia).

Pero, como sabemos, el turismo en España está parado (y ha sido, desde los años sesenta, el motor económico nacional), con las grandes cadenas hoteleras pasándolo mal y, por, consiguiente, sus miles de proveedores: la aportación del 13% del PIB se ha esfumado y 1 millón de puestos de trabajo pende de un hilo. Aún así, de manera difícilmente comprensible a primera vista, los fondos europeos que el gobierno español va a dedicar a las empresas de ese sector, no llegan a 4.000 millones euros, cuando, por comparación, 13.400 millones de euros irán destinados a la “movilidad sostenible” o transición al coche eléctrico.

 

La única explicación racional es que haya una intencionalidad por parte de los gobernantes, de cambiar el modelo económico español aprovechando los 150.000 millones de euros que vienen de Europa, porque, como dijo el presidente del gobierno el 13 de abril: “oportunidades como ésta solo se dan una o dos veces en un siglo. Y hay que aprovecharla”. El grueso de los dineros va la transición ecológica, transformación digital, movilidad sostenible, inteligencia artificial, 5G, etc. La “digitalización” se lleva 32% del total de fondos, por ejemplo. Siempre hemos defendido la necesidad de acelerar el crecimiento económico, la creación de empleo y la productividad gracias a la digitalización: en EEUU, la inversión empresarial en TIC y digitalización ha sido la causa del aumento del PIB, el empleo y la productividad.

Pero, la enorme diferencia con Europa y, por tanto, con España, es que, al dinamismo empresarial norteamericano se suman los paquetes de estímulo que han inyectado dinero directamente a la cuenta bancaria de los norteamericanos y de las pymes: en marzo de 2020 el presidente Donald Trump lanzó el paquete de estímulo “Care Act” de 2 billones de dólares: entre junio y octubre de 2020 se crearon 7,5 millones de empleos. En diciembre, Trump lanzó su segundo y último estímulo de 900.000 millones de dólares, creando otros dos millones de puestos de trabajo.

El presidente Joe Biden no ha perdido el tiempo: en marzo (un mes después de jurar su cargo como presidente) lanzó el plan de estímulo económico “American Jobs”, de 1,9 billones de dólares. En el trimestre se han creado tres millones de empleos: de los 20 millones de parados iniciales de marzo de 2020 se ha pasado a los 8 millones actuales, de los cuales, el Censo y el Departamento de trabajo, mediante encuesta, concluyen que “4,2 millones de americanos siguen desempleados -aun habiendo empleo disponible- porque tienen miedo de contraer el virus o de contagiarlo; por ello, no salen de casa a buscar trabajo”.

En breve, el Congreso americano -con mayoría demócrata en ambas cámaras- aprobará el segundo paquete de estímulo de Biden, éste, de 2,3 billones de dólares (dos veces el PIB español), que está dedicado a las infraestructuras físicas y digitales y lleva por título “Made in America, Buy American”. No es exactamente igual que el “America First” o “Make America Great Again” de Trump, pero, aunque solo sean por la palabra América, se parece bastante.

Y es que los americanos -a quienes no juzgamos, ni mal ni bien-, cuando se trata de economía, son pragmáticos, con independencia del color político. El déficit público se ha disparado. ¿Y? Como decía Ronald Reagan con gracia “los déficits tienden a arreglarse por sí mismos”. El crecimiento económico que vivirá América este primer trimestre del año (+6,7% en PIB) no se veía en aquellos lares desde 1983, cuando Reagan era presidente y se estrenó en cines la tercera entrega de StarWars: “The Return of the Jedi”.

Podríamos seguir con datos y comparaciones. No es necesario. La conclusión de la línea argumental es la siguiente: América ha dedicado 7 billones de dólares a relanzar la economía en los últimos 12 meses. Es decir, ha actuado, tanto con Trump como con Biden. Mucho hacer y poco discutir, cuando se trata de economía. La mejora ha sido inmediata en la economía y el empleo. En cambio, en Europa se sigue debatiendo las ayudas. España ha pedido créditos para financiar los proyectos que supuestamente iban a soportar los fondos europeos que aún no han llegado… Es evidente que China, a su manera, se ha movido también con rapidez, poniendo a todos los conglomerados empresariales y financieros bajo la supervisión del Banco Central Chino.

Con todos los matices que se quiera…, pero para salir de esta crisis hay que actuar y actuar rápido, como han hecho Estados Unidos y China, es decir, como cantarían Frank Sinatra y Elvis Presley “a su manera”.

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