José Apezarena

9.000 policías para un truco de magia

Agentes de la Policía Nacional en el anterior 'Asalto al Congreso'.
Agentes de la Policía Nacional

Cuando Pedro Sánchez decidió celebrar un consejo de ministros de Barcelona, lo aprobó como gesto de cercanía, de proximidad, de distensión y buen rollo, hacia los socios independentistas catalanes.

Era el tiempo en que el presidente (y sus ministros/as) se dedicaban a hablar de “normalizar” relaciones, de la prioridad del diálogo. Los tiempos del Ibuprofeno. De desinflamar, en resumen.

El problema para el señor Sánchez es que sus compañeros han acabado viendo en esa reunión una oportunidad de encender un poco más a su clientela, algo que les vendrá bien teniendo en cuenta, por ejemplo, que se avecinan elecciones europeas y locales.

Y, así, han montado el número. Han escenificado que se lo toman a mal, porque –dicen- la presencia en Barcelona del Gobierno del Estado (lejos de ellos utilizar la palabra España) es, no solamente una intromisión, sino una provocación. E incluso una “invasión”.

Como consecuencia, han movilizado a sus escuadras (singularmente, los CDR) para que impidan que tamaña agresión llegue a producirse. Hay llamamientos a que el día 21 los ciudadanos bloqueen con sus coches las calles de la ciudad, para que Sánchez y sus ministros ni siquiera consigan llegar a la Lonja del Mar, sede de la reunión del consejo.

Parecía que el invento de irse a Barcelona iba a acabar en fracaso. Incluso se barajó la opción de renunciar al viaje. Y, de pronto, el prestidigitador de La Moncloa, o sea, Pedro Sánchez, asesorado por su jefe de imagen, Iván Redondo, se han inventado un truco de magia.

Sánchez ha convertido la insurrección del independentismo, frente a aquel gesto inicialmente amistoso, en ocasión de demostrar que está dispuesto a garantizar la presencia del Estado en cualquier rincón de España, y, por supuesto, en Cataluña, evidentemente una parte de España.

Así que el consejo de ministros se celebrará por encima de todo. A honra y gloria de un presidente enérgico, firme, y patriota, que no tolera que se impida el derecho del Estado a hacerse presente en toda la geografía del país, incluida, claro, Barcelona.

Que conste que estoy de acuerdo en que el Gobierno pueda reunirse donde quiera. ¡Faltaría más! Pero no por caprichos, por ocurrencias personales o por intereses de partido. Ni utilizando trucos de última hora.

 

Porque, para mantener ese invento improvisado y oportunista, hace falta movilizar a 9.000 policías. No hay problema. Un truco de magia de ese calibre bien lo vale.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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