A la agencia publicitaria Tiempo BBDO, que tras el ‘Amo a Laura’ vuelve a subirse al carro del “todo vale” para llamar la atención

Que son originales nadie lo pone en duda y que han conseguido que su vídeo haya sido visionado por media España, tampoco. Pero que han infringido el código deontológico y eso que se suele llamar ética profesional, también. Ya despuntaron con “Amo a Laura”, esa caricatura grotesca y ofensiva sobre los que defienden la fidelidad matrimonial, pero lo del vídeo del Congreso ha implicado a un funcionario que, de momento, ya tiene en su currículum un expediente disciplinario. No han utilizado decorados para la grabación (no hubiera costado tanto), sino que han sido las propias dependencias del Congreso las que han servido de escenario a cuatro jóvenes modelos para grabar el robo del escaño del Presidente del Ejecutivo. Seguro que hay otras fórmulas menos transgresoras de llamar la atención sobre la pobreza en el mundo. En todo ámbito profesional hay un límite de actuación, incluyendo el sector de la creatividad. No todo está justificado por alcanzar el triunfo. El fin sigue sin justificar los medios. Reciban por eso la guindilla los publicistas de Tiempo BBDO mientras idean la próxima campaña.