Fumaderos

La queja de los no fumadores es que no pueden tomarse el café en el bar, ni darle un colacao a su hijo, sin ser fumadores pasivos y además tener que enviar la gabardina a la tintorería. La queja de los fumadores es que es injusto que se les satanice por querer simplemente fumarse un “piti” acompañado de un café y además resguardado de la intemperie. Difícilmente se podrá complacer a todo el mundo e implantar la prohibición será problemático para los organismos del gobierno de cara a empresarios, tabaqueras y clientela. No olvidemos que el origen de los bares tiene sus raíces en lo social por lo que luego se complementó con el tabaco también. Los bares son café, bebida, tabaco, tragaperras y hasta comida, pero también son departir. Por tanto, labor difícil será sacar el cigarrillo del bar con sus implicaciones de quitar o no las maquinas expendedoras, inventar rincones permisivos, etc.; sin contar las discusiones y refriegas por fumar o no en sitios tan inverosímilmente controlables o tan discutiblemente prohibitivos. Mi propuesta es dejar en manos del mismo pueblo la decisión. El gobierno ha de disponer que los bares o bar-restaurantes cambien su nombre por el de “Fumadero”, así el público general no tendrá porque reclamar este como un espacio de uso común, pero podrán usarlo siempre que quieran, con más peso de responsabilidad. Los fumadores tendrán a su haber los bares titulados “fumaderos”. Los dueños de los negocios tendrán a su libre albedrío cambiar o no el letrero (y el extractor).

En caso de re-etiquetarse los 100.000 bares que hay en todo España entonces tendremos que hacer alguna marcha pidiendo más cafeterías, pero para eso tenemos tiempo.

 

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