Luces de Navidad

Falta más de un mes para la Navidad y en los grandes almacenes ya empiezan a aparecer los adornos que nos recuerdan lo dichosos que somos consumiendo. Y olvidándonos de la crisis, compraremos todo tipo de regalos para familiares y amigos, pensando que así  les haremos más felices. Y sin cuestionarnos su valor educativo compraremos artilugios electrónicos  y videojuegos a los pequeños, aunque sean muy caros y desconozcamos que incitan a la violencia.

Lo importante es que sean de la última generación para que nuestros hijos no sean diferentes de sus amigos. Y con el ajetreo que todo ello conlleva, y con la  parafernalia con que  incitan ese consumo las superficies comerciales, conseguirán que nos olvidemos, no sólo de la crisis, sino también de la corrupción, de los piratas somalíes, del hambre en el mundo, de las pateras y cayucos y hasta del cambio climático. Pero, ¿de verdad seremos más felices?

 

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