Publicidad para la dignidad de la persona

El éxito de la publicidad limpia de aditamentos perniciosos, no está en traficar con las imágenes de personas como si éstas fuesen parte de la mercancía que se anuncia.

El éxito de la publicidad limpia de aditamentos perniciosos, no está en traficar con las imágenes de personas como si éstas fuesen parte de la mercancía que se anuncia. Desde hace tiempo se viene utilizando al hombre y a la mujer como objetos para la seducción. Valerse, mediante un juego diabólicamente atrevido, de la intimidad y la dignidad del ser humano para producir un deseo en el sujeto receptor del mensaje publicitario, resulta indigno e intolerable.   Las distintas partes del cuerpo humano están siendo utilizadas como reclamos publicitarios para producir una torpe seducción. Los sentidos, el cuerpo humano, la intimidad y la dignidad de la persona no pueden ser utilizados como iconografía sexual. Así no se hace publicidad. Así no debe seguir haciéndose publicidad.   El cuerpo humano al ser utilizado como reclamo publicitario queda sucio y degradado, reducido a una condición puramente animal. Cuando la publicidad se sirve de este tipo de ironías sutiles, dirigidas a las apetencias más bajas, degradan y ofenden la razón de ser persona.   Salvad la intimidad y la dignidad de la persona, porque el ser humano tiene un destino más trascendental que el de ser un simple objeto de deseo.

 

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