Los explosivos del 11-M

En el año en curso y como consecuencia del juicio sobre los veintinueve inculpados, el Presidente del tribunal solicita la prueba pericial de análisis de explosivos y las muestras de los focos se reducen a veintitrés evidencias tomadas en los cuatro trenes explosionados y doce focos de explosión.

Creo que no sorprenderé a nadie al afirmar que, al día de hoy, lo único que está claro respecto al mayor atentado político de nuestra reciente historia, es que dicho atentado segó la vida de 192 personas y dejó secuelas reconocidas oficialmente en otras 1800. Ante esto no creo que ni las víctimas, ni los victimarios, ni los políticos, ni los jueces, ni los medios de comunicación, tengan nada que alegar en contra. Me quedo tranquilo al comprobar que, pese a todo, tengamos un punto de partida coincidente.

Otro punto en el que me gustaría encontrar la convergencia de todos los estamentos citados anteriormente es en el desconocimiento del arma utilizada por los ejecutores del asesinato múltiple del 11-M. Ya sé que aquí van a surgir inmediatamente desavenencias pero intentaré que dichas desavenencias surjan, única y exclusivamente en aquellos que tienen interés en que las cosas sean de una determinada manera. Yo, honradamente, carezco de dicho interés, ya que con ello no gano ni pierdo nada, mis pérdidas en este asunto ya están lo suficientemente avaladas por la realidad de los hechos. Mi deseo es que todos podamos afirmar lo que yo acabo de expresar. ¿Sería tan difícil, situarse en una posición neutral por un momento?

Voy a intentar narrar lo que sabemos al día de hoy de manera objetiva y sucinta. Si alguien percibe algún error o alguna omisión en mi exposición, estoy dispuesto a dialogar y a rectificar si ello fuera necesario: En primer lugar me voy a referir a todo lo que sabemos de los focos de explosión, es decir, lo que se recogió o se dejó de recoger en las zonas donde el explosivo asesino sembró de cadáveres y de heridos las vías: Atocha, calle Téllez, El Pozo y Santa Eugenia. Según se nos ha informado, el mismo día once se recogieron y analizaron una serie de muestras en el laboratorio de Tedax de la Policía Nacional.

Los análisis que, según mi información se aportaron en el sumario daban como resultado analítico "presencia de componentes de Dinamita". En un análisis de artefactos explosivos lo que se solicita habitualmente y lo que se persigue con dicho análisis es la identificación cualitativa y si es posible cuantitativa de los diferentes componentes de la masa para explosionar o explosionada. En el mismo comunicado, dirigido al Juzgado número seis de la Audiencia Nacional, se describen todos y cada uno de los componentes analizados por la Policía Científica correspondientes a la muestra de explosivo intacto encontrado en la denominada "bolsa de Vallecas".

Creo con esta descripción de los hechos, que está al alcance de cualquier persona que lo desee, se puede observar la diferencia de trato que se dio a los análisis de las muestras recogidas en los focos, las que produjeron la masacre, y a la muestra encontrada en una bolsa que, en principio, no había producido ningún daño.

Después de esto, no se difunden los registros analíticos en que quedan reflejados los diferentes componentes del explosivo, ni se vuelven a solicitar análisis de las muestras tomadas en los focos de explosión hasta enero de 2007, es decir casi tres años después de la masacre. Eso sí, las muestras fueron lavadas con agua y acetona, como se hace habitualmente como paso previo a su análisis.

En el año en curso y como consecuencia del juicio sobre los veintinueve inculpados, el Presidente del tribunal solicita la prueba pericial de análisis de explosivos y las muestras de los focos se reducen a veintitrés evidencias tomadas en los cuatro trenes explosionados y doce focos de explosión; para colmo, dichas muestras están lavadas y las probabilidades de encontrar restos de explosivos son muy remotas. Pues bien, a pesar de lo ocurrido, en dichos análisis se detectan cualitativamente dos componentes que no son específicos de la Goma 2 ECO, supuestamente utilizada en el atentado. Basta con ver los resultados de análisis publicados recientemente por la prensa.

Después de lo que antecede ¿alguien puede afirmar que conoce el tipo de explosivo que causó la masacre? Creo que honradamente, al día de hoy, no podemos afirmar el tipo de explosivo utilizado en los trenes aquel fatídico día once de marzo.

Para colmo, hace unos días, en un diario de tirada nacional, aparece la noticia de que realmente se recogieron una importante cantidad de muestras para análisis en los focos pero que dichas muestras no están referenciadas y etiquetadas, y que por lo visto, nadie dio cuanta de su existencia. Esto no creo que haya ocurrido jamás a lo largo de la historia del Cuerpo Nacional de Policía. ¿Coincidimos nuevamente en esto todos los que miramos los hechos de manera objetiva? Lo inexplicable, las coincidencias, las mentiras y las negligencias, parecen haberse apoderado de todo lo ocurrido en torno al 11-M. ¿Estamos todos de acuerdo en el contenido de este artículo? Pues si así es, todos tenemos el deber y la obligación de actuar en consecuencia. No fue una cosa baladí lo ocurrido aquel fatídico día. Hemos de poner todo lo que esté a nuestro alcance para evitar que la historia se vuelva a repetir. Si volvemos la cara ante hechos como éste probablemente estemos poniendo los medios para que nuevas familias vuelvan a engrosar la ya larga lista de víctimas del terror y del mal.

 

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