Casado, Sánchez y algunas sugerencias

Aunque hablar a posteriori de los acontecimientos es siempre sencillo y cómodo-“a posteriori siempre somos unos listillos”, decía un buen amigo-como todos lo hacen, a mi también me gustaría aportar algún tipo de consideración sobre las elecciones generales recientemente celebradas.

Parece evidente que el principal objetivo del famoso “tripartito de derechas” no era ganar a Sánchez. Si lo hubiera sido, habrían ido con condidaturas conjuntas. Sabían perfectamente que con la ley electoral era muy difícil ganar al Presidente por separado. El principal objetivo de cada uno de los miembros del tripartito era hacer desaparecer a los otros dos. ¿Resultado?. Un Vox, que se convierte únicamente en un grupo “chillón” en el Parlamento, un PP en peligro de desaparecer y un Ciudadanos que quiero y no puedo. Y, mientras tanto, Sánchez gobernará con absoluta tranquilidad.

Es injusto pedir a Casado que dimita por la derrota. Casi nadie ha llegado a la presidencia a la primera. El problema es que vienen otras elecciones y como el resultado sea un desastre para el PP, la presión a Casado para que dimita puede hacerse insoportable. Personalmente, creo que, si tuviera tiempo, Casado sería un buen líder y un buen presidente del gobierno. Eso sí, por favor, que deje de alzar la voz y soltar improperios, porque no le va.

Cara a los cuatro años que vienen, me gustaría hacer algunas sugerencias al PP que provienen de alguien que tiene ya arreglada su situación profesional y no necesita depender de la política ni de ningún partido.

En primer lugar, algo elemental. La campaña del PSOE ha sido hecha por profesionales. Es lo mínimo que se puede pedir al PP, que han sido bastante “chapuceros”.

Luego, que asuman que el bipartidismo ya se acabó, al menos por ahora. El PP es un partido más. Eso trae también otras consecuencias. El PSOE es adversario del PP. Pero también lo son Ciudadanos y Vox. Y, a no ser que se unan los tres, tendrá que luchar contra ellos. Y, además, cuando sea necesario, pactar con el PSOE.

El PP necesita un rearme ideológico. No basta con gestionar bien la economia (que lo hace muy bien) y defender la unidad de España. Se requiere un mínimo ideológico. El que sea, pero que todo el Partido Popular lo asuma. Los bandazos en este tema son tremendos. Desde la inexistencia de ideología en el PP de Rajoy (por mucho que ahora se llenen muchos la boca de “valores del centro”(por cierto, ¿qué es el centro?) hasta el PP de Casado, con una ideología que la mayoría ha pensado que es copia de Vox. Y, claro, mejor votar al original que a la copia. La refundación del PP-porque lo que viene ahora es una auténtica refundación-exige un mínimo ideológico que asuma, de verdad, todo el Partido Popular. Bueno será que busquen medidas sociales. Si no las encuentran, en los documentos del Papa Francisco tienen muchas. En este sentido, el PSOE de Sánchez tiene una armazón ideológica que además es aceptada por buena parte de la sociedad española. De hecho, nadie pide perdón porque le llamen progresista mientras que al que llaman conservador está todo el rato pidiendo perdón.

Y, ahora, algo que para los votantes del PP es una auténtica herejía. Este partido tiene que reconocer que en Cataluña hay un problema político que no se resuelve con el art. 155 ni con procesos judiciales. En este sentido, creo que Sánchez lo ha hecho bien, mezclando ley y política. No se trata de permitir un referéndum (no se puede dejar la existencia de la nación española al albur de las emociones del momento. Que se lo digan a Cameron), pero sí que hay que hablar, aunque no se llegue a acuerdos. Una vez que desaparezca Puigdemont, sería interesante que los dirigentes del PP empezaran a contactar con los responsables del PdeCat, o cómo se llame en su momento. Y frente a los que se enfaden por lo que digo, que sumen los diputados del PP en Cataluña y el País Vasco en las últimes elecciones.

Por último le deseo mucha suerte al PP. Este país necesita un partido fuerte liberal-conservador. Espero que sean ellos.

Luis Martínez Vázquez de Castro

Catedrático de Derecho Civil de la Universidad Jaime I de Castellón