La mayor desinformación de la Historia

El flujo de información y datos referentes a la Covid-19 se encuentra en máximos desde el inicio de la pandemia, hace ya casi dos años. Los medios de comunicación ocupan un elevadísimo porcentaje de su espacio analizando las evoluciones de una “sexta ola” que tiene aturdida de nuevo a la población. Conceden además a este tema sus portadas, titulares y análisis más profundos. Y, sin embargo, nunca hemos estado más desinformados.

No solo se trata de los ya famosos bulos o fake news. De los vídeos en los que una naranja da positivo en un test de antígenos o de los audios de falsos médicos hablando sobre la situación en los hospitales. La desinformación tiene ahí una de sus patas principales, por supuesto. De hecho, Whatsapp asegura que el volumen de noticias falsas difundidas en redes sociales se ha duplicado a nivel mundial durante la pandemia, y ha anunciado medidas para acabar con los bulos sobre el coronavirus difundidos en su plataforma. Pero el problema va más allá. El dilema es que las fuentes oficiales no son fiables y, por tanto, la información que dan los medios, tampoco. 

El primer medio del mundo en disculparse con sus lectores por aceptar sin contrastar las cifras oficiales suministradas por su Gobierno ha sido el tabloide danés Ekstra Bladet, que titulaba con una admisión de culpabilidad asegurando que durante dos años habían estado ocupados “casi hipnóticamente” con las cifras diarias de coronavirus que les proporcionaban las autoridades. Poco después le siguió la agencia internacional de noticias Associated Press, que pidió formalmente a sus periodistas que no enfaticen las cifras de contagios en sus reportes ya que éstas no son fiables. El diario The Independent urge en sus páginas a reconsiderar cómo informar de la evolución de la pandemia y la importancia que se otorga a datos no contrastados como el número de contagios y hospitalizaciones. Mientras, la revista The Atlantic considera abiertamente que “es un desastre de datos”, evidenciando la dificultad de informar con rigor.

En España la situación no es mejor. Cada Comunidad Autónoma contabiliza de una forma, y así es imposible tener datos sólidos. Algunas diferencian entre los hospitalizados por cualquier motivo que luego dan positivo en Covid-19 y los que entran en los centros sanitarios a causa de dicha infección. Además hay que tener en cuenta la tendencia creciente al “autodiagnóstico”, que hace que muchos positivos nunca lleguen a ser contabilizados. La realidad es que, a día de hoy, no hay ningún parámetro fiable para medir el impacto real del virus en nuestro país. Sin embargo, los medios siguen llenando sus páginas y sus minutos hablando de esos parámetros inexactos. No vendría mal un poco de reflexión, de coherencia, de responsabilidad para dar a las cifras el peso que realmente tienen, que actualmente es -como mucho- orientativo. Así podrían volver a informar en vez de alarmar...  y de desinformar.


Miguel Ángel Rodríguez Caveda

Periodista y presidente de la agencia internacional de comunicación 3AW, galardonada con el premio Agencia del Año 2020 en Creatividad por los Sortlist Awards. En su trayectoria destacan cinco nominaciones a los premios Emmy en Estados Unidos, que ganó en tres ocasiones por sus trabajos como reportero y presentador en Telemundo y NBC. Es CEO del Año 2020 a la Expansión Internacional por el Club CEO España. Combina su labor profesional con el emprendimiento, la colaboración en medios, la docencia y la formación de Alta Dirección. Desde enero de 2022 colabora en El Confidencial Digital.

 
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