Una nueva gran movilización en vano

Dice la Guardia Urbana de Barcelona que el pasado domingo marcharon por la Ciudad Condal 50.000 personas en contra de la amnistía y la autodeterminación. Los organizadores, Societat Civil Catalana, aseguran que fueron 300.000. Seguramente la cifra correcta esté en algún punto intermedio. Pero la realidad es que esa cifra, sea la que sea, carece de importancia. Porque independientemente de los muchos o pocos que estuvieran allí, nadie va a escucharles.

A pesar de intentar atraer a manifestantes de todos los partidos, lo cierto es que los simpatizantes y representantes de partidos de centro y derecha de España han monopolizado la protesta. Las críticas a Pedro Sánchez han sido constantes, lo cual ha desmovilizado a los votantes de izquierda, que han estado ausentes. Por supuesto los socialistas catalanes se han desmarcado por completo, a diferencia de 2017, cuando parecía que había un cierto sentir común que estaba por encima de las siglas. Pero ahora es muy evidente que todas estas maniobras tienen en el punto de mira un objetivo político con nombre y apellidos: Pedro Sánchez. Y, por tanto, tratar de contar con el apoyo de cualquier formación de izquierdas es poco menos que una quimera.

Decía Feijóo en la manifestación que “la amnistía no busca la reconciliación” ni tampoco “la convivencia”. Y por supuesto, tiene razón. Eso lo saben hasta los más fieles a Pedro Sánchez. La amnistía tiene una única finalidad: obtener los votos que permitan al líder socialista revalidar la presidencia. La pregunta es: y después de ser investido, ¿qué más le pedirán? ¿Acaso alguien se cree que van a contentarse solamente con eso? Sánchez será presidente, sí. Pero estará de forma permanente a merced de los caprichos de Puigdemont, que cobrará -y muy caro- cada uno de los apoyos, a cada una de las propuestas, que haga Sánchez durante toda la legislatura. 

El sentido común, ese que dicen que es el menos común de los sentidos, dicta que es un desastroso error poner la gobernabilidad de un país en manos de quien quiere romperlo. Pero esto a Sánchez le importa bien poco. Y lamentablemente a sus votantes también. Lo único que importa es la Moncloa. Ah, sí, y que no gobiernen los fachas.

 Miguel Ángel Rodríguez Caveda es periodista, ganador de tres premios Emmy y presidente de la consultora internacional de comunicación 3AW.

 
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