El cursipopulismo

No hay que buscar coherencia ideológica en el discurso del líder alfa de Podemos: ha ido cambiando según su conveniencia, desde echar “cal viva” al PSOE hasta tenderle una fraterna mano. Esto de fraterna mano no lo ha dicho, pero lo podía haber dicho.

Quizá se lo tiene creído y disfruta con ese juego político y con que las dos principales televisiones –capitalistas, por cierto- se lo rifen. Va rodeado de sus palmeros y de vez en cuando va a su facultad para que lo aplaudan más. Y los estudiantes, de por sí inconformistas, caen en la simpleza de aclamar a un líder.

Pero lo que me sublevó como cursilería máxima es cuando Iglesias dijo eso de “Podemos es sexy”. No me hubiera importado que hubiera dicho que Podemos ha crecido porque “le echan huevos”. Algo basto, pero normal, callejero. Lo de que “es sexy” es tan tonto, tan vacuo, que solo se puede tomar como broma. Pero si es broma, no tiene gracia alguna.

El aparente “torpe aliño indumentario” de Iglesias es algo muy pensado, no exento de una cursilería alternativa. Quien va a ver al Rey en camisa se pone un pretencioso pero inelegante esmoquin para ir a la gala de los Goya.

No puedo con tanta trigonometría política, con tanto cálculo previsible.

Después de una crítica así, se suele añadir: “pero todo mi respeto por los votantes de Podemos”. No. El respeto no es por votar a Podemos o a cualquier otro. Es por ser persona, vote lo que vote. Pero si votan a Podemos yo pienso que se equivocan porque conduce a este desgraciado país a un régimen a la vez leninista y cursi. Con besos en la boca a los confluentes. Lo que nos faltaba.

 
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