Un poco más de lógica

Por ejemplo, las reacciones del tipo de “y tú más” o “lo hacen todos” nada tienen que ver con la lógica. Si se debate sobre algo negativo y se responde “y tú más”, lo único concluyente es que “los dos mal”, porque se asume que “yo también”. Si se dice “lo hacen todos”, suponiendo que es algo negativo, solo se puede deducir que todos lo hacen mal. Fin de la historia. La lógica es inflexible.

Pasa que en política la lógica cuenta hoy menos que las emociones, los intereses, las filias y la fobias. No siempre, pero con frecuencia, se prefiere un partido u otro por algo visceral o por un no sé qué, como a quien le gusta la tortilla de patatas con cebolla o sin cebolla. O bien en su familia han sido de derecha de toda la vida (o “rojos”) y los hijos lo heredan, como heredan el reloj del abuelo.

En política, en cualquier partido, no se juega sobre todo con un análisis racional, sino con movimientos tácticos y estratégicos, una calculada manipulación del lenguaje, ahora en Twitter, imágenes y gestos. De una imagen, de un gesto no se puede deducir una conclusión lógica.

Tener emociones, sentimientos, gustos da sabor a la vida. Pero si hay solo eso y no se usa la cabeza, cierta lógica, se puede llegar a lo que se llega: decir hoy una cosa, mañana otra: ahora me alío, ahora son unos traidores, me han engañado, etc. etc.

No sé si la gente que lee estos artículos se ha dado cuenta: no veo mucha lógica o racionalidad, en diversos grados, en ninguno de los cuatro (Rajoy, Sánchez, Iglesias, Rivera: todos varones, por cierto) y los cuatro juegan con las emociones y con enquistamientos que poco tienen que ver con la lógica y mucho con las vísceras y con la pasión del poder.

 
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