Elcano, ¿víctima de una manipulación histórica?

El próximo día 6 de setiembre se conmemorará el 500 aniversario de la llegada de la nao Victoria, al mando de Juan Sebastián de Elcano, al puerto de Sanlúcar de Barrameda. Se había completado la primera circunnavegación al planeta gracias a la pericia y determinación  de un vasco perseguido por la justicia y que embarcó en Sevilla como contramaestre de la nao Concepción para el viaje proyectado por Fernando de Magallanes.

Elcano es sin duda el personaje peor tratado por la historia, un personaje al que se le negó todo. El emperador Carlos I nunca le pagó los 500 ducados anuales prometidos como recompensa a su gesta, le denegó el título de Caballero de la Orden de Santiago, que sí le había concedido a Magallanes y le denegó el título de Capitán General de la Flota de la Especiería. La historia le castigó con su olvido en beneficio de Magallanes. Los historiadores le cambiaron su verdadero nombre y pronto los nuevos aires le cambiarán a conveniencia su origen en la villa guipuzcoana de Getaria.

Elcano, nacido Juan Sebastián del Cano el 30 de noviembre de 1476, tenía por lo tanto 42 años cuando embarcó en Sevilla, 45 cuando regresó y no había cumplido los 50 cuando murió en el Pacifico a bordo de la nao Victoria el 4 de agosto de 1526. Era hijo de Domingo Sebastián del Cano y de Catalina del Puerto.  Por lo tanto ese es su verdadero nombre Juan Sebastián del Cano. Así firmaba y así se recoge en todos los documentos de la época. 

En la primera carta al emperador termina: “Fecha en la nao Vitoria, en Santlúcar, a VI de setienbre de mil e quinientos e veynte e dos años. Servidor de tu Alta Magestad. El capitán Juan Sebastián del cano”.

El emperador, por carta escrita por su secretario Francisco de los Cobos, otorga el perdón a su causa abierta en contra de la Corona por haber entregado su barco como pago de la deuda con el Duque de Saboya, acción prohibida pues se entendía que se favorecía a una potencia extranjera enemiga:  “El Rey por cuanto por parte de Vos Juan Sebastián del cano, capitán de la nao Victoria, una de las cinco naos que enviamos al descubrimiento de  la especiería me es fecha relación que Vos siendo maestre de una nao de doscientos toneles nos serviste en Levante….”.

En su testamento y por mano de Andrés de Urdaneta se escribe:  “In Dei nomine Amen. Sepan cuantos esta carta de testamento vieren, como yo el capitán Juan Sebastián del cano, vecino de la villa de Guetaria, estando enfermo de mi persona, é sano de mi entendimiento é juicio natural…”.

Y así se refiere a su hijo: “…. é de todo lo que á mí me pertenece de cualquier causa é razon á Domingo del cano, mi hijo é de Mari Hernandez de Hernialde con esta condicion é pacto, que mi señora D.ª Catalina del Puerto sea señora é usufructuaria de todos mis bienes en su vida …”.

Todas las crónicas del viaje, incluida la de Maximiliano Transilvano referente a la audiencia del emperador Carlos a algunos de los supervivientes, entre ellos Elcano, se refiere a él como el capitán Cano. Hay que tener en cuenta también que en documentos oficiales y escritos, de los que al menos una veintena de ellos están en el Archivo de Indias, se ponía el apellido Cano con la letra  inicial en minúscula. Es por lo tanto imaginable que el origen de ese apellido tuviera un origen patronímico. Los patronímicos son los que se derivaron del nombre o apodo del padre o antecesor y si el que nos ocupa es de este género se habría originado de una palabra castellana y obedecería a la condición o circunstancia especial de algún antepasado que fuera cano, es decir, que tuviera canas, pues no cabe otra acepción y de ahí que no sea resaltado con la inicial en mayúscula al ser un adjetivo calificativo y no tener un origen solariego.

Este parece el razonamiento más razonable.

 

Entonces, ¿cuándo y por qué se le cambia el apellido? La discusión viene de lejos.  La Real Academia de Historia en 1873 informa que el apellido de Juan Sebastián es Cano, sin embargo la Sociedad Geográfica de Madrid en 1879, nos dice que es Elcano y continúa diciendo para reafirmar su argumento que si oficialmente, en contados casos, se le ha llamado del Cano, siempre en su pueblo natal y en la Diputación de Guipúzcoa se le ha denominado oficialmente Elcano. 

Pero hay una circunstancia determinante, Nicolás de Soraluce en uno de sus escritos dedicados a esta materia, escribe que “de 1522 a 1671, no existió el apellido Elcano en concepto de Circunnavegador del Globo ni en documento ni en cita alguna de obras o documentos”.

La aparición en mapas y documentos de la época de un barrio Elcano en las afueras del municipio vasco de Zarauz avalan y apoyan las teorías de los partidarios del apellido Elcano, otorgándole además el origen familiar y solariego a ese mencionado barrio, pero Juan Sebastián no lo reconoce así en su propio testamento: “Item. mando que se me hagan mis aniversarios y exequias en la dicha villa de Guetaria en la iglesia de San Salvador, en la huesa donde están enterrados mi señor padre, é mis antepasados…”.

Por lo tanto él claramente expresa el origen y reposo de sus antepasados.

¿Cuáles son mis conclusiones a todo lo anteriormente expuesto?

Que la historia no ha respetado el deseo de Juan Sebastián de ser recordado como “el Cano”. Que los aires imperantes de euskaldunización de los topónimos hacen que se le adjudique un origen solariego, no demostrado, en el barrio de Elcano (ahora Elkano) con lo que ya quedaría descartado definitivamente el apellido “el Cano” con el que él y al menos su padre firmaban. Parece una discusión estéril, que como se ve viene de lejos, pero que cobra fuerza si se interpreta con una motivación política, aunque la historia nunca debería de encontrar el motivo de sus razonamientos en causas políticas. Si fuera “Cano” tendría un origen castellano, si fuera “Elcano” el origen sería claramente vasco. Al no encontrarse su partida de nacimiento, me temo que la discusión a favor de una u otra forma seguirá con sus detractores y seguidores.

Por lo tanto y esta es la conclusión de mis razonamientos, a Juan Sebastián, al héroe de la hazaña de la que pronto se cumplirá el 5º centenario la historia le ha privado de casi todo, hasta es posible que de su verdadero nombre y origen, si no somos capaces de poner más luz en este asunto y no ir por caminos interesados.

 

Sabino Laucirica Villalabeitia

Capitán de la Marina Mercante

Investigador Histórico.

Miembro de la Fundación Philippe Cousteau –La Unión de los Océanos.

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