Turquía ha de cambiar mucho para llegar a la Unión Europea

Para los aficionados al baloncesto, resulta relativamente familiar encontrarnos con el Maccabi de Tel Aviv como uno de los grandes equipos en las competiciones europeas. Pero cuesta imaginar que el Estado de Israel forme parte algún día de la Unión Europea. Mucho más cerca está Turquía, y en muy diferentes planos, no sólo los deportivos: al fin y al cabo, es una pieza importante de la OTAN, y está en el Consejo de Europa.

Pero siguen existiendo muchos aspectos que impiden la plena aceptación comunitaria de Ankara. Las recientes reformas del ordenamiento jurídico turco continúan proyectando demasiadas sombras, especialmente en el ámbito de los derechos ciudadanos, con acento específico en la falta de libertad religiosa. Aparte de la cuestión radical del reconocimiento de Chipre y de la política errática del gobierno de Recep Tayyip Erdogan sobre el velo islámico –en contra del espíritu de laicidad proclamado por el fundador del Estado actual, Kemal Atartuk , continúan pendientes reivindicaciones que piden la devolución de antiguos bienes eclesiásticos, como el seminario ortodoxo de Halki, cerca de Estambul, cerrado injustamente en 1971.

No obstante, los ministros de Exteriores de la UE decidieron la semana pasada abrir de nuevo otro capítulo de las negociaciones de adhesión de Turquía a la UE. No ha sido obstáculo el recuerdo de la represión policial del movimiento Gezi el pasado verano, ni el estancado proceso de paz con el partido kurdo. Tampoco parece que se haya valorado suficientemente la influencia que una decisión de ese estilo tendrá en las elecciones para el Parlamento europeo de 2014, en tiempos de relativo crecimiento de populismos antieuropeos y xenófobos. Salvo que se trate sólo, como apuntan algunos diarios, de un mero acto simbólico de no cerrar las puertas a una evolución de futuro, una vez que Turquía ha dejado de ser modelo de la “primavera árabe”.

Justamente en estos momentos, los rebeldes kurdos, desde su bastión de las montañas de Kandil, en el norte de Irak, amenazan con reanudar la lucha armada si Ankara no acelera el proceso de pacificación. La pervivencia de la cuestión kurda sigue constituyendo otro obstáculo de entidad para la adhesión de Turquía a la UE.

Ante las críticas de Estrasburgo, Erdogan ha subrayado la legitimidad de su política, así como la independencia de criterios propios de la soberanía estatal. Es una tendencia conocida de antes, como cuando se opuso a finales de enero de 2011 en la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa a la defensa de los cristianos en Oriente Medio. O cuando reaccionó con una peligrosa altivez, protagonizada por el viceprimer ministro, Ali Babacan, en el Foro Económico Mundial de Davos: al lamentar la falta de progresos en el proceso de adhesión, reprochaba a la UE que se estaba convirtiendo en un “club cristiano” (justamente cuando Bruselas acalla las muy diversas exigencias dirigidas a reconocer las raíces de Europa ancladas en Jerusalén, Atenas y Roma).

Tras su triunfo en las elecciones alemanas, Angela Merkel puede adoptar una actitud menos beligerante. Pero crecen las reticencias a la ampliación de la UE en los países del norte, desde Holanda a Escandinavia: prevalece la sensación de que fue precipitada la incorporación de países como Bulgaria o Rumanía –y mucho antes, Grecia.

Por lo demás, no se pueden desoír las críticas de ONG promotoras de los derechos humanos, como Amnistía Internacional: a juicio de uno de sus directivos, John Dalhuisen, no se ha producido en ningún otro miembro del Consejo de Europa, en la última década, una represión de la magnitud de la sufrida por la oposición turca.

A eso se añade la pasividad en materia de libertad religiosa, que no aporta a Turquía una buena carta de recomendación como “aliada de civilizaciones”, mal que le pese a José Luis Zapatero. Muy al contrario, la Jerarquía cristiana confía en que desde Europa se siga presionando para que Recep Tayyip Erdogan cumpla sus compromisos a favor de una efectiva libertad de creencias. Mucho tiene que cambiar el derecho y la política en Turquía para que pueda ser admitida en la UE.

 
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato