Kabila no se presentará a la reelección como presidente del Congo

Mujeres africanas.
Mujeres africanas.

La presión de la comunidad internacional y la mediación de los obispos congoleños parecen haber dado fruto. Tras la dura represión de los primeros meses del año, se produjo una relativa paz social, tanto por la lucha contra una incipiente epidemia de cólera, como por la suspensión del derecho a manifestarse. Ahora el panorama se anima con la decisión del presidente Joseph Kabila de renunciar a una reelección claramente anticonstitucional.

Su segundo mandato caducó en diciembre de 2016, y tiempo antes se planteó la batalla para que aceptase abrir paso a otro dirigente, aun a riesgo de una poco probable alternancia de orientación política. Pero no convocó elecciones, ni siquiera después del compromiso que asumió en los acuerdos llamados de san Silvestre, por firmarse el último día del año, gracias a la mediación de los obispos. Después, se sintieron engañados, y no han dejado de manifestar públicamente su oposición al tercer mandato, expresamente excluido en los acuerdos. La Unión Africana (UA) y la Conferencia episcopal congoleña han manifestado reiteradamente la necesidad de ir a unas “elecciones creíbles, transparentes e inclusivas para la estabilidad del país”, en expresión del secretario de los obispos el pasado 24 de mayo.

Entretanto, sigue la inestabilidad en la región oriental de un país nunca pacificado del todo. Del Zaire de Mobutu Sese Seko, tras el golpe de 1965, otro pronunciamiento llevó en 1997a la actual “república democrática” con Laurent-Désiré Kabila. Tras su asesinato en 2001, le sucedió su hijo Joseph. Y hay demasiados indicios de que su intento de perpetuarse en el poder reflejaba la existencia de una red de corrupción organizada desde la presidencia en los grandes y productivos sectores de una economía basada en la riqueza de materias primas: minería, agricultura y alimentación, banca, telecomunicaciones, mercado inmobiliario.

Para asegurar la continuidad, Kabila ha designado candidato a un hombre fiel, el ex ministro del interior, Ramazani Shadary, como representante del Frente Común por el Congo, plataforma oficialista creada hace unas semanas. La Unión Europea le reprocha el uso desproporcionado de la fuerza en la represión de manifestaciones, así como la violación de los derechos humanos en la lucha contra rebeliones locales en la provincia central de Kasai.

Veremos ahora si llegan a buen término las conversaciones entre líderes de la oposición, para elegir un candidato único que se oponga al oficial en los comicios de diciembre. A falta de un proceso electoral a doble vuelta, tendrían que optar por uno de ellos, para tener opción de provocar un cambio. Entre los nombres más salientes, Félix Tshisekedi, hijo del opositor histórico fallecido en febrero de 2017; Vital Kamerhe, antiguo presidente de la asamblea nacional; Jean-Pierre Bemba, “caudillo” del Movimiento de Liberación del Congo, absuelto en junio por el Tribunal Penal Internacional de La Haya, quien declaró en Bruselas el 24 de julio: “Estoy a favor de un candidato único de la oposición..., pero no necesariamente yo”. En cambio, el ex gobernador de Katanga, Moïse Katumbi, exiliado desde 2016, no ha podido entrar en el país para formalizar su candidatura, a pesar de las críticas de la Conferencia episcopal y de la UA.

La UA, apoyada por Bruselas, exige al gobierno y a la junta electoral que “hagan todo lo posible para que las elecciones sean pacíficas, transparentes y verdaderamente inclusivas”; considera “crucial” garantizar “el respeto escrupuloso de los derechos y libertades de todos los congoleños”. Aparte de la crítica por la exclusión de Kamerhe, muy popular en Lumumbasi –donde acaban de reprimirse violentamente nuevas manifestaciones de protesta ante la decisión del gobierno-, está en juego la fiabilidad de las máquinas electorales, fabricadas por una empresa privada surcoreana. La oposición las califica de “máquinas de fraude”.

A juicio de la comisión electoral, reducen el costo y la logística de las elecciones -presidenciales, legislativas y provinciales- del 23 de diciembre. Se trata de una pantalla táctil que permite elegir la foto de los candidatos e imprimir las papeletas que se introducirán en la urna. Según informa Le Point Afrique, el partido de Kamerhe habría demostrado que, con ese procedimiento, no da tiempo a que voten todos los ciudadanos en once horas. Aunque no excluye tajantemente el recurso a ese dispositivo, la Conferencia episcopal confía en que, si no se confirma la fiabilidad, la comisión electoral imprima con tiempo la información y las papeletas necesarias antes del 23 de diciembre.

 
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