Cobarde, indigna e inmoral

La decisión tomada por el Presidente Zapatero de conceder la prisión atenuada al sanguinario terrorista de ETA, Iñaki de Juana Chaos, que podrá así cumplir el resto de la condena en su domicilio, no es ni valiente, ni inteligente, ni está tomada por motivos humanitarios. Es ante todo y sobre todo una decisión profundamente cobarde ya que es fruto de la cesión al chantaje planteado por el terrorista a través de su huelga de hambre y además es indigna e inmoral en cuanto supone una auténtica bofetada moral a las víctimas del terrorismo, a todas las víctimas, aunque especialmente a los familiares de las 25 personas asesinadas por De Juana Chaos.

Zapatero no le ha aguantado el pulso a De Juana. Ha cedido a su chantaje y cuando en cualquier orden de la vida se cede, aunque sea un poquito, al chantaje, entonces el que lo hace pierde la libertad y queda a merced del chantajista para el resto de sus días. Esto es lo que le va a suceder al Presidente del Gobierno. ETA ya había olido hace bastante tiempo su debilidad, pero después de la excarcelación de De Juana, la banda terrorista ya sabe de forma fehaciente que al frente del Gobierno de España hay una persona débil, sin principios, sin valores y va a abusar de él hasta límites insospechados.

Las víctimas del terrorismo sólo piden tres cosas: memoria, dignidad y justicia. Con su decisión, Zapatero ha agredido gravemente a la memoria y a la dignidad de las personas asesinadas por De Juana Chaos y desde luego no se hace justicia con este asesino, que ni se ha arrepentido ni ha pedido perdón por sus crímenes. El Presidente ha traspasado ya todos los límites que el sentido común, la prudencia, la decencia y el respeto al Estado de Derecho aconsejan tener a un gobernante.

Ante la gravedad de la situación, a los millones de españoles que no estamos de acuerdo, no solamente con la decisión de Zapatero respecto al terrorista De Juana, sino a su política de apaciguamiento y negociación con ETA –que es en ese contexto donde hay que inscribir la indigna decisión tomada con el preso de la banda- no nos queda otro camino que el de la resistencia democrática y el de la rebelión cívica.

Mientras que llegan las urnas, hay que hacer saber a Zapatero que tiene enfrente a muchísimos ciudadanos que no están dispuestos a haber soportado durante cuarenta años el dolor causado por ETA para que ahora, llegue este Presidente y les conceda a los terroristas ni una sola de sus reivindicaciones. Y para que ese mensaje llegue claro a la Moncloa, cualquier instrumento democrático es válido, como por ejemplo, las manifestaciones y concentraciones en la calle. Ya puede ponerse el PSOE y toda la cohorte de medios afines como se quieran, pero ¿es que acaso pensaban que el recurso a la calle sólo es patrimonio de la izquierda, de la pseudoprogresía o de Pilar Barden y resto de titiriteros?

Y cuando lleguen las urnas, que ya están a la vuelta de la esquina –en mayo, elecciones municipales y autonómicas y dentro de un año las generales- cada ciudadano y ciudadana podrán libre y democráticamente decidir si quieren seguir con este Presidente del Gobierno que se ha doblegado ante el chantaje de un terrorista o por el contrario, mandarle a su casa y que España y los españoles volvamos a recuperar la dignidad colectiva que Zapatero ha pisoteado. No puede ni debe salirle gratis al actual Presidente del Gobierno lo que acaba de hacer y lo que, desgraciadamente, está dispuesto a seguir cediendo ante ETA y Batasuna. Zapatero se ha convertido ya en parte del problema y no de la solución y a esta situación hay que darle una salida democrática cuanto antes, no sea que después sea demasiado tarde.

 
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