Convirtiendo el deporte en un programa de TV

¿Se imaginan la emisión de un partido de fútbol sin comentaristas y sin una radio que supla esta falta? O aún peor, ¿serían capaces de soportar los 90 minutos de juego oyendo sólo los comentarios de Michel en TVE?

Para responder a la primera pregunta basta con ver algún canal de Localia los domingos por la tarde. Comprobarán que seguir un partido de fútbol de la segunda división sin comentaristas y con un pobre sonido ambiente no se ajusta al ideal de retransmisión deportiva. La segunda pregunta aún no tiene respuesta, pues no hay ser humano que haya sobrevivido al intento.

Hacer televisión no es una tarea sencilla. Lejos de consistir en colocar una cámara y emitir lo primero que ocurra ante el objetivo, requiere un enorme trabajo creativo en equipo. Esto adquiere especial relevancia en las retransmisiones deportivas y, en general, en la de todo evento que no sea por definición un acontecimiento televisivo.

Los derechos de antena de cualquier deporte que cuente con un seguimiento aceptable valen el peso de cada uno de sus telespectadores en oro. La cadena que los adquiera pondrá todos sus esfuerzos en rentabilizarlos, emitiendo las imágenes cuantas veces sean necesarias y creando programas entorno a estos acontecimientos deportivos para realzar su importancia. En última instancia, se trata de convertir el deporte en un programa de televisión rentable.

Un ejemplo que ilustra de forma muy clara lo que hemos acabado de exponer es la retransmisión de la Fórmula 1 en Tele 5. Antonio Lobato y su equipo se vuelcan con cada Gran Premio y convierten las carreras en un auténtico espectáculo televisivo. La cadena de Fuencarral ha creado una imagen de marca en torno a este deporte dotando a la retransmisión de un estilo propio. Aunque el eje central sea la carrera, el programa se completa con entrevistas, comentarios de Fernando Alonso y reportajes sobre los circuitos, los participantes, los precedentes, etc.

Los informativos de Tele 5 sirven de orquesta creando expectativa durante los días precedentes y, a su vez, se aprovechan del interés suscitado logrando sus mejores cuotas de pantalla. La alonsomanía genera dinero y Tele 5 desempeña un papel importante en este negocio.

El éxito de esta apuesta se ve refrendado cada fin de semana en el que se celebra un Gran Premio de Fórmula 1, no sólo por las cifras de share de las retransmisiones, que superan el 40% con mucha facilidad en directo y el 30% en diferido, sino también porque la cadena de Mediaset consigue subir la audiencia de los programas anteriores y posteriores en la parrilla.

Aunque sin llegar a alcanzar las cifras de Tele 5, TVE también obtiene unos excelentes resultados con la retrasmisión del motociclismo. La prueba estrella de “Moto GP” ha superado en las últimas semanas el 35% de cuota de pantalla. Sin embargo, la cadena pública no parece terminar de extraerle todo el jugo a este acontecimiento deportivo. No consigue dotar al evento del mismo áurea que Tele 5. No en vano, durante todos los años en los que tuvo los derechos de Fórmula 1, no logró los niveles de éxito y expectación cosechados por la privada.

De nuevo, el ente público parece interesado en los bólidos, consciente de haber desaprovechado su enorme potencial y de haber dejado escapar un pozo de petróleo que tuvo en propiedad sin ni siquiera haber excavado unos cuantos metros.

 

España es un país muy interesado en el deporte. Las retransmisiones deportivas siguen apareciendo en el ranking de los programas más vistos, sobre todo los partidos de fútbol. Sin embargo, lejos quedan aquellos primeros años de la década de los 90, cuando el “deporte rey” copaba más de la mitad de los puestos de las 10 emisiones con más audiencia.

La televisión es mucho más que un medio de transmisión; es un medio de creación. Por tanto, no puede ser reducida a la simple emisión del evento deportivo. Hay que cocinarla, tratarla, complementarla, enriquecerla. Para rentabilizar el enorme gasto que supone adquirir los derechos de antena de una determinada competición, además de retransmitirla, hay convertirla en un programa que enganche a la audiencia.

No basta con tener a la gallina de los huevos de oro, hay que mimarla para que los ponga.

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