Sin Garci, minúscula pantalla

Desde el día 26 de diciembre, los espectadores que aún otorgamos alguna importancia a la sinapsis neuronal cuando de ver la televisión se trata, contaremos con un motivo más para no encenderla. Se deja de emitir “Qué grande es el cine”. Este programa casi de culto se ha venido ofreciendo desde hace diez años, y tanto su director como TVE han decidido de mutuo acuerdo no renovar el contrato para otra temporada. Si en los medios públicos reinara la asepsia empresarial, uno pensaría que bueno, que se ha cumplido un ciclo. Pero como allí no se da puntada sin hilo, es inevitable sospechar que Garci, superviviente extemporáneo de la época de Aznar, completaba un póquer tácito con Urdaci, Dávila y Sánchez Dragó. La depuración de estos tres últimos fue consecutiva, según la mayor o menor carga política que los nuevos responsables del «ente» veían en sus respectivas emisiones. Muchos nos preguntamos entonces cuánto duraría Garci, a pesar de que su espacio nada tuviera que ver con los avatares de la actualidad. Ahora lo sabemos. Por fas o por nefas, por propia voluntad o por inducciones externas, el resultado es el que preveíamos. Cuando se presentó “Tiovivo”, en fechas cercanas a “Mar adentro”, tan arropada por el Gobierno, ni siquiera acudió al estreno Carmen Caffarel, pese a que la película estaba coproducida por Televisión Española. Según contaba Luis Herrero, el propio Garci le dijo: «Ya verás como los del PSOE no vienen». Y no fueron, claro. Ignoro cuál es la ideología de Garci. Quizá sea la cinefilia pura, sin excipientes de «compromiso» barato, lo que resulta provocadoramente conservador a estos mandatarios actuales que han convertido la trinchera en cuestión de principio. Más acorde les parecerá el programa que dirige en el otro cabo de la semana su ex Cayetana Guillén Cuervo, quien se atiene a la ortodoxia progre en forma y fondo al calificar de «vomitivo» el hecho de que se cantara “Libertad sin ira” en la manifestación contra la LOE. Garci nunca ha empleado esos términos ni se ha visto en la necesidad de lucir o hacer lucir pegatinas en la solapa. Y además fuma en público, indicio definitivo, según la doctrina zapateril, de su exacerbado derechismo. Desaparecida recientemente su magnífica revista “Nickel Odeon”, Garci deja un poco más desamparados a los amantes del séptimo arte al cesar la emisión de su programa. La película que ha elegido para despedirse del público es “Fresas salvajes”, de Ingmar Bergman, donde el protagonista presencia en un sueño su propio entierro. Quizá se trate de una metáfora. Cuando comience el nuevo año, echaremos de menos “Moon River”, las siluetas al fondo del estudio, la luz tenue entreverada de humo, los coloquios elegantemente monográficos y esa voz maestra que durante diez años nos ha enseñado a ver. Ahora que se cierra esta ventana a la gran pantalla, la pequeña pantalla se vuelve minúscula. Insignificante casi.

 
Comentarios