Todo por Internet sin internautas

La edición del SIMO 2004 abría este martes sus puertas demostrándonos que gracias a Internet ya existen propuestas comerciales de hogares domotizados, hoteles inteligentes y ciudades digitales, ingenios todos ellos debidos al uso accesible, asequible y universal de la Red.

Las posibilidades que abre la digitalización urbana y residencial son ahora mismo inimaginables. Ya sabemos que remotamente, desde soportes PDAS, portátiles, teléfonos móviles o desde el PC del trabajo, se puede graduar la calefacción de nuestro domicilio, subir y bajar las persianas, poner la lavadora media hora antes de llegar a casa, y nos imaginamos que podemos ordenar al frigorífico que avise al supermercado cuando se nos esté acabando la leche, los huevos o la fruta.

También podemos ordenarle que no nos deje abrirlo si ese día nos hemos pasado del peso idóneo. O podremos pedir cita en el médico mientras viajamos en autobús y recibir confirmación al instante, renovar el documento nacional de identidad en el momento, sin más trámites y colas a golpe de clic, y todas aquellas cosas que la imaginación nos regale. ¿Pero estamos preparados para todo esto?

La Asociación Europea de publicidad interactiva, EIAA hizo público un estudio afirmando que España  cuenta con la penetración más baja de Internet de toda Europa. La prospectiva  realizada entre septiembre y octubre de 2004, ha incluido 7.000 entrevistas telefónicas aleatorias con más de 1.000 encuestados en Reino Unido, Alemania, Francia, España, Italia y los países nórdicos, y 500 encuestados en Bélgica y Holanda.

Sus resultados indican que el 42 por ciento de los internautas europeos se conectan diariamente a Internet, medio este último que tiene la penetración más baja en España, con un 34% de la población, frente a Suecia, que lidera la lista con un 74 por ciento. En situación similar a España está Italia (37 por ciento) y les siguen más de lejos Bélgica y Francia, con un 45 por ciento y 47 por ciento, respectivamente.

Nuestro gozo en un pozo. Las posibilidades y beneficios socio profesionales que nos promete la era digital están llamando a nuestras puertas casi sin darnos cuenta, pueden pasarnos por encima y hacernos dependientes de otros países por culpa de la  miopía social de nuestros administradores.

Los internautas españoles estamos haciendo futuro al navegar, pagando precios muy superiores a los que pagan los usuarios europeos por acceder a Internet, peleando con las telefónicas por conseguir una satisfactoria prestación del servicio, luchando contra los lobbys de la cultura comercial para que no nos hagan pagar por nada, y tratando en desigual lucha de imponer unas reglas del juego tendentes a favorecer el interés general.

En definitiva. La Sociedad de la Información no va a esperar ni a España, como tampoco esperó la Revolución Industrial, ni a que nuestros dirigentes políticos dejen de mirar este proceso imparable como quien ve volar un avión. Los internautas españoles hace tiempo que nos hemos subido a la aeronave, aunque eso sí, estemos pagando el billete como si el viaje tuviera un objetivo situado más allá de nuestra galaxia.

 
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