Pachá Maragall

Artículo 134.4: “Corresponde a la Generalidad la competencia exclusiva en materia de tiempo libre, que incluye, en todo caso, el fomento y la regulación de las actividades que se lleven a cabo en Cataluña y el régimen jurídico de las entidades, públicas o privadas, que tengan por finalidad el ejercicio de actividades de tiempo libre”. ¡Qué tiempos aquellos en los que nuestra madre soviética garantizaba, casi hasta el último detalle, la felicidad de los hombres aquí en la tierra, sin tener que confiar en promesas curiales del cielo! El Estado aseguraba trabajo, aseguraba vivienda, aseguraba comida, pero nunca llegó a ocuparse de ofrecer —de manera exclusiva- actividades de recreo que llenaran nuestros momentos de esparcimiento y tiempo libre. Sin duda, una laguna del sistema. Ha tenido que pasar casi un siglo para que la dictadura del proletariado se consumara, y ha sido en Cataluña -de la mano del Tripartito- donde el advenimiento revolucionario se ha encarnado en toda su plenitud. La Generalidad ha generalizado hasta el último detalle su manto protector de madre solícita por el bienestar y la felicidad de sus hijos. ¿Quién dijo que corren malos tiempos para el intervencionismo? Maragall no incluyó la garantía de divertimento y recreación en su programa electoral, pero su buen hacer político le ha empujado hasta cumplir lo que no prometió. ¿Quién puede leer el artículo 134.4 del “Estatut” y no quedarse estupefacto? ¿Quién es el Gobierno para pretender regular —de manera exclusiva- el tiempo libre de los ciudadanos? Según este punto del “Estatut” sólo el Ejecutivo fomentará y regulará las actividades de tiempo libre que se realicen en Cataluña. Así las cosas, ¿únicamente podrá abrir una discoteca Pasqual Maragall?, ¿sólo pinchará música su hermano Ernest?, ¿decretará el diputado de ERC, Joan Puig, qué piscinas son legales?, ¿Manuela de Madre regentará los chiriguitos y hamacas de las playas de la Costa Brava? Con el dinero de los cubatas de la nueva red de discotecas “Pachá Maragall” —sólo primeras marcas, nada de garrafón- y cobrando un 3% al que osara abrir un bar de tapas en Las Ramblas, el PSC ya no tendrá problemas para abonar sus deudas bancarias.¡Qué buen negocio esto del “Estatut”!

 
Comentarios