Quique González: El cuento de un héroe

Enrique lo señaló con su dedo mágico pocos años antes de marcharse para siempre. Él firmó para Los Problemas una de las canciones más bellas que se han cantado nunca en lengua hispana: “Aunque tu no lo sepas”. Él tiene desde joven una marca de mito en su voz apagada, otra en su corazón y una tercera en la mirada.

En 1998 envió al mercado sus primeras once joyas editadas. Muy pocos tenían la suerte de conocer su música aún. Pero ya parecía un disco insuperable. En el 2001 llegó Salitre 48. Para muchos es su obra maestra. Aunque sus fans no logran ponerse de acuerdo. Bastaría con ese título marítimo y melancólico y con su acertada portada para convertirse en un clásico de la música española. Pero es que, además de una cubierta insuperable, Salitre 48 son 16 canciones de lujo, 16 chispazos de sentimientos cotidianos que llegan a lo más profundo de quien lo escucha. Las emociones que se cuentan en esas canciones son tan reales y cercanas que se pueden moldear con las manos.

A comienzos del nuevo siglo, buena parte de los fans de Los Secretos y de Enrique Urquijo y los Problemas ya se habían acercado a la música del autor de ‘Aunque tu no lo sepas’. La mayoría nos quedamos enamorados de esas canciones llenas de salitre, que ocupan ya un lugar bien alto en la historia de nuestras vidas.

Pero él dio un nuevo salto y fichó por una multinacional para lanzar su tercer trabajo. Ya saben, ese álbum donde se distinguen los buenos grupos de los booms pasajeros. Superó el examen con sobresaliente gracias a ‘Pájaros Mojados’. Recorrió media España para presentarlo. Su directo era el de un rockero, porque nunca le ha gustado que algunos críticos hablen de él como ‘un cantautor’. Es una etiqueta que no tiene nada que ver con este artista. Ni con su persona, ni con su talento, ni con su música.

Al visitar mi ciudad, nos vimos obligados a hacerle un homenaje. Teníamos muy presente que Enrique Urquijo se marchó un buen día, sin que nadie pudiese haberle rendido un merecido tributo en vida. Fue una celebración humilde en un pequeño bar de amigos, con guitarras, fotografías, imágenes y sus tres discos sonando sin parar. Presidía el homenaje un panel con su foto. Nunca le habían hecho un homenaje.

Acudió con su guitarrista –prestigioso músico del panorama nacional- a la cita. Hasta entonces sólo conocíamos su música, pero a partir de ese día también conocíamos su persona. Se emocionó como un niño durante la celebración, firmó discos a los asistentes hasta bien entrada la noche y, al final, no pudo evitar coger la guitarra y dedicar una pequeña, improvisada y mágica actuación a media luz al selecto grupo de asistentes. Después se largó a su hotel tras agradecernos aquella celebración. Al día siguiente su concierto fue un éxito.

Lo disimulaba bien, pero estaba un poco harto del ritmo que le imponía su discográfica. Aquella multinacional quería exprimirlo como un limón, porque sabía que era un producto de éxito. Pero nunca le importó demasiado vender mucho o poco. La situación se agravó y, cuando alcanzaba cotas nunca antes logradas de popularidad, abandonó. Compró sus propios derechos y se largó de la vorágine comercial de aquella discográfica para empezar, como dijo, a “pelear a la contra”. Valiente hazaña.

Se refugió en su web para mantener el contacto con los fans. Abrió una cuenta bancaria para que le ayudasen a financiar su próximo disco. Se agarró a su guitarra y recorrió pequeños locales de toda España en la gira ‘Peleando a la Contra’ para recaudar fondos y montar su propio sello. Él, su guitarra y su armónica. Madrid, Barcelona, Valencia, La Coruña, Santiago, San Sebastián, Salamanca... la lista de escenarios fue interminable.

Logró recaudar lo necesario para editar ‘Kamikaces Enamorados’. Un disco diferente, nada estridente, lleno de canciones desnudas. Sin apenas instrumentación. Allí incluyó una genialidad llamada ‘Calles de Madrid’. Su nuevo proyecto fue un éxito y su disco se vendió de maravilla. Sus fans seguían creciendo.

 

 ‘La noche americana’ es su quinto disco. Y acaba de hacer en Popes80.com una nueva declaración de intenciones: “Ya dejé de pelear a la contra, ahora voy a favor mi historia”.

Logró abandonar con éxito el podio de una multinacional, montar su propia discográfica para autoeditarse, hacer buenas canciones porque es lo que sabe y lo que le gusta y salir adelante con la cabeza muy alta. Hoy me han dicho que su último álbum está entre los 50 más vendidos en España. Menuda lección a la industria musical de este país. Un álbum independiente, nada comercial, entre los primeros puestos de ventas...

Sólo puedo felicitar sinceramente a Quique González y recomendar vivamente a los lectores acercarse a su música. No he conocido aún a nadie defraudado por esa experiencia. Van cinco discos y parece que Salitre 48 fue ayer. Se suponía que aquello era su obra maestra.

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