La Semana: Ibarretxe sigue punto por punto su guión, sin que apenas cambie nada en estos pródigos siete días

El analista de la semana política en España se encuentra con una enorme paradoja a la hora de ponerse ante el teclado del ordenador: Una semana intensa, pródiga en acontecimientos, en declaraciones, en situaciones que pueden resultar trascendentes para el futuro y que, sin embargo, no ha dejado nada nuevo en el ruedo político. Todo está donde estaba la semana pasada. Se enlaza un fin de semana con otro sin que haya una sola novedad. Simplemente el paso del tiempo -que dicen que todo lo cura-, en este caso, lo está agravando. El jueves se reunían en la Moncloa el Presidente del Gobierno y el Lehendakari: ninguna novedad. El viernes llegaba Atutxa al Congreso de los Diputados a entregar el Plan Ibarretxe y a saludar a Marín, y nada. Se reunían Rajoy y Rodríguez Zapatero, y nada: una comisión contra el Plan, o sea, todo prácticamente igual, todo lo mismo. Unos no hacen nada, los otros se empecinan en sus posturas, el diálogo es un diálogo de sordos, las manos tendidas esconden "tortas" y Carod Rovira aprovecha el río revuelto. Los ciudadanos, incluidos los vascos (y las vascas), preocupados, pero "hasta el gorro" de lo que está pasando. Esta es la semana importante. Además, estos siete días han dado más de sí: las declaraciones del Parlamento Europeo o de la Conferencia Episcopal sobre el Plan; el desmarque de un obispo en relación a esa declaración; Rodríguez Ibarra queriendo quitar a Euskadi las competencias de Interior; Fraga que insiste sobre el artículo 155 de la Constitución; la cúpula del PP que se reúne en Sigüenza; el Archivo de Salamanca y la Dama de Elche que se van del brazo de la Ministra de Cultura a pasear por España; las declaraciones de los empresarios vascos y el debate del miércoles en el Congreso en torno al referéndum de la Constitución europea. Es igual. Todo gira alrededor del Plan, y lo que no gira es como si lo hiciese. Y mientras, Ibarretxe, siguiendo su guión, punto por punto, y consiguiendo objetivos. ¿De qué ha servido la reunión de la Moncloa?, ¿de qué ha servido la reunión con Rajoy?, ¿de qué ha servido tanta declaración?, ¿de qué ha servido...? Nada de nada. Más de lo mismo, nada con sifón. Si acaso, para bromear sobre cejas y sonrisas, sobre ministras inanes o sobre balbuceos en bocas vicepresidenciales. Una semana difícil de analizar para el analista -valga la redundancia- porque no hay nada que analizar, porque todo está dicho por una parte y porque todo está silenciado y callado por la otra. Y el PSOE, a la espera de un hipotético buen resultado en las elecciones vascas que le permita tomar la batuta en Vitoria, cosa harto improbable, y el Partido Popular en una especie de “quiero y no puedo” que le está resultando tedioso y peligroso de cara a su electorado. Ya se alzan voces a su derecha que no harían sino reforzar al PSOE. También se alzan voces en antiguos cuarteles del invierno socialista reclamando otro rumbo. Tiempo al tiempo, y a esperar una semana que permita al analista cumplir con su cometido.

 
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