Socialistas indultados

Eta ha excluido a los socialistas de sus “objetivos”. Los cabecillas, los que dan las instrucciones de a quién hay que matar, han decidido que ya no son sus enemigos, que pueden incorporarse al grupo de los indultados, junto con los nacionalistas, que siempre han disfrutado de salvoconducto y junto a la Comunidad Autónoma de Cataluña que, a través del pacto ERC-PSC, logró también tan gran honor.

Mientras, los políticos del Partido Popular siguen en el punto de mira. Los jefezuelos de la banda han dejado campo libre a sus pistoleros para que los maten indiscriminadamente, cuando sea y como sea. El motivo es bien sencillo, el Partido Popular es ya el último reducto de resistencia civil que no se ha doblegado a las exigencias etarras: “paz” por claudicación.

Imagino la vergüenza y la indignación que, con toda seguridad, están sintiendo una gran mayoría de militantes socialistas, miles de personas de bien que siguen creyendo que su partido está por la democracia, por la libertad y por la justicia. Esos miles de personas, al igual que los millones de votantes del PSOE, habrán sentido un estremecimiento de horror al ver que los criminales de Eta los sitúan al otro lado de la línea, les incorporan a su equipo de aliados y les consideran un activo más para continuar adelante en su estrategia independentista.

Los millones de socialistas decentes de España estarán pensando que ellos no quieren ser amigos de los que matan, sino de los mueren. Estarán acordándose de sus compañeros que sacrificaron la vida defendiendo la libertad y que hasta que fueron asesinaron vivieron con dignidad y con honor, sin claudicar ante el acoso del totalitarismo fanático.

Se sentirán huérfanos de unos dirigentes con principios, con integridad, alineados sin paliativos con EL BIEN. Se sentirán huérfanos de los dirigentes que se merecen. Querrán solidarizarse con los políticos del Partido Popular, decirles que están con ellos, que consideran una inmoralidad insoportable dejar solo a un partido democrático que lucha por la libertad, que no están dispuestos a renunciar a una España democrática y libre, a un País Vasco sin tutelas integristas que para “convencer” tienen a punto la pistola y la bomba.

Se preguntarán que ha hecho su partido para que una banda de asesinos les perdone la vida…..de momento. Temerán por sus disidentes –a los que muchos admiran en silencio- ¿Acaso evitará Eta asesinándolos que el partido tenga que expulsarlos? Se cuestionarán acongojados como presentarse en un funeral de una víctima de Eta, como abrazar a sus deudos, como decirles que les apoyan, que les quieren y que están con ellos.

Ese desconcierto, esa desazón, ese dolor ante el abandono del camino de la “unidad de los demócratas”, debería ser el revulsivo para que los socialistas desengañados, los socialistas que no quieren traicionar la esencia de su pensamiento, los socialistas comprometidos con la libertad, dieran un paso adelante y plantasen cara a la deriva de sus dirigentes. Debería ser el impulso y acicate para que la gran mayoría silenciosa tome las riendas para volver a la cordura, para decirle a Eta que mientras exista y mientras siga habiendo un solo amenazado o coaccionado por el terror, el PSOE estará ahí, a su lado, al lado de los perseguidos, al lado de los que están en peligro, al lado de las víctimas, formando un bloque compacto que las balas asesinas nunca podrán resquebrajar.

 
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