Zapatero se rasga las vestiduras

Hace falta carecer de talla política y moral para, ante un fiasco como ha cosechado el Presidente del Gobierno con su mal llamado “proceso de paz”, arremeter contra el principal partido de la oposición como lo han hecho Zapatero, Blanco, Chaves, Rubalcaba y todos los palmeros mediáticos del Gobierno desde el minuto siguiente a que ETA diera por terminado, el pasado día 6, su particular “alto el fuego permanente” y amenazara con volver a matar.

Ahora va a resultar que quien ha negociado políticamente con ETA durante los dos últimos años ha sido Rajoy y no Zapatero; ahora va a resultar que quien se hizo la foto de la ignominia con Otegui en un hotel de San Sebastián fue María San Gil y no Patxi López; ahora va a resultar que quien ha mantenido veinticinco reuniones con el brazo político de ETA ha sido el PP vasco y no el PSE; ahora va a resultar que quien llamó a Otegui “hombre de paz” fue el líder de la oposición y no el Presidente del Gobierno. Ahora va a resultar que quien calificó de “accidente” el atentado de la T-4 de Barajas en el que murieron dos ciudadanos ecuatorianos fue Rajoy y no Zapatero.

El Presidente del Gobierno ha fracaso de plano en su intento de apaciguar a la bestia etarra a través de una política de cesión y de negociación. En lugar de reconocer su profundo error, emprende la huida hacia delante acusando al PP de no haberle apoyado lo más mínimo y se rasga las vestiduras en público argumentando que nunca antes, el principal partido de la oposición había negado su apoyo al Gobierno de turno en la lucha antiterrorista.

Lo que Zapatero no va a reconocer es que nunca antes un Presidente de Gobierno había implorado una “tregua” a la banda terrorista como él hizo. Nunca antes un Presidente de Gobierno había despreciado tanto a las víctimas del terrorismo como él ha hecho; nunca antes un jefe del ejecutivo había mentido a los españoles como él ha hecho en reiteradas ocasiones al albur de su “proceso de paz”. ¿O es que no recuerda Zapatero cuando dijo aquello de “primero la paz y luego la política?”. Sin embargo, luego hemos sabido que tanto en las reuniones mantenidas por el PSE con Batasuna como en las que han tenido los enviados del Presidente del Gobierno con miembros de ETA, se ha hablado y mucho de política. Y no es lo peor que la banda terrorista suscitara esas cuestiones –eso está en su guión- sino que los representantes de Zapatero o los del PSE no se levantaran inmediatamente de la mesa.

Y ahora, más pendiente del desgaste electoral que le ha producido ya y le va a seguir produciendo esta política de apaciguamiento y de cesión ante ETA que de rectificar, a Zapatero se le llene la boca haciendo llamamientos a la unidad de todos con el Gobierno. Lo hace el mismo que no dudó en hacer saltar por los aires en Pacto Antiterrorista; esos llamamientos al consenso los realiza quien durante estos tres años ha intentado sin lograrlo la eliminación del escenario político del principal partido de la oposición. Y ahora, como vienen mal dadas por la amenaza de ETA de volver a matar, nuestro “príncipe de la paz” quiere tener el colchón de esa unidad, de ese consenso.

Pero lo primero que tendría que hacer Zapatero si de verdad quisiera lograr esa unidad es rectificar su política antiterrorista. Pero no lo va a hacer. Está convencido que ha hecho lo que tenía que hacer y su endiosamiento y su engreimiento le impiden ver, aunque sea minimamente, que se ha equivocado. Al revés, su razonamiento es el contrario: ¿cómo me puede suceder a mí esto? ¿Cómo puede un partido de la derecha cuestionarme de la manera que ha hecho por mis nobles intentos de conseguir la paz? No hay nada que hacer con este personaje. Hace tiempo que personalmente llegué a la conclusión que en lo que se refiere a la lucha contra ETA, aunque no sólo en esa cuestión, Zapatero ya no es la solución, sino parte del problema. Cada día que pasa me reafirmo más en ello.

 
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