Qué bello es vivir

El primer país que celebró “El día de la Vida” fue El Salvador en 1993. Desde entonces, en todo el mundo se ha establecido el día 25 de Marzo de cada año como el día de la vida, el día del niño por nacer, o el día de la vida naciente.

Actualmente, una de las causas de la ausencia de nacimientos de niños en Europa es la tragedia del aborto, en el que cada año mueren 1.200.000, es decir, uno de cada cinco embarazos.

Todos los días son buenos para defender el valor de la vida humana, y hoy lo podemos hacer recordando aquella deliciosa y conmovedora película “Bella” que cautivó a millones de espectadores. La protagonista es una mujer a la que han despedido de su trabajo al descubrir que espera una hija. Ante el desafío de enfrentarse a las nuevas responsabilidades –madre soltera, sin familia, y con escasos recursos económicos- decide acabar con la vida de su hija.

Afortunadamente, un amigo del trabajo, le invita a pasar el día con su familia. La joven descubre en aquel hogar los verdaderos tesoros que toda familia alberga. Una verdadera escuela de humanidad donde la persona nace, crece y se forma de un modo integral. La trascendencia de la amistad entre los miembros que la componen, donde se ama y perdona en la prosperidad y en las contrariedades de la vida. El lugar idóneo para transmitir y ejercitar los valores humanos como la paz y la honestidad, el respeto y la verdad, la solidaridad y la comprensión.

Finalmente, la protagonista rendida ante la certeza de que la vida es un don maravilloso, decide tener a la niña, afrontando así, con coraje y valentía las múltiples dificultades por las que inevitablemente tiene que atravesar.

La película a pesar de tener una gran dosis de ficción, refleja con gran claridad la realidad con la que cada día nos encontramos. Jóvenes que no saben cómo enfrentarse ante un embarazo ni previsto ni querido. Mujeres que sufren acoso por el hecho de ser madres, no sólo en el ámbito laboral, sino personal y familiar.

La vida es un derecho inherente en cada persona, y constituye la raíz principal de los derechos humanos. Por lo tanto, es fundamental que se promuevan las medidas administrativas y legislativas oportunas para ayudar a las familias a proteger sus derechos inalienables, necesarios para cumplir en plenitud su principal misión: enseñar a amar para saber vivir. Como dice Bertrand Russell temer al amor es temer a la vida, y los que temen a la vida ya están medio muertos.

 
Comentarios