La china en los mocasines de Zapatero

Los mocasines de Zapatero tienen una china. Esta pequeña piedra guijarro incomoda al presidente y, digamos, le impide pisar el suelo con la soltura con la que se desenvolvía hace unos meses. El fragmento rocoso que circula por el calzado del inquilino de La Moncloa tiene nombre y apellidos: se llama Íñigo Urkullu y puede pasar a la historia como el azote de ZP. Veamos por qué.

La histórica escena de Gernika en la que Patxi López prometía su cargo como ‘lehendakari’ puede salirle cara a Zapatero. Se acaba de conocer que el PNV ha iniciado un acercamiento al PP, tanto en el parlamento vasco como en el Congreso. En Euskadi, que los nacionalistas pacten con el PP no será tan sencillo, pero sí lo será en Madrid.

El motor de este acercamiento es Josu Erkoreka, y, quien mueve los hilos, Urkullu. Con la calculadora en la mano, al Gobierno puede surgirle una ‘pinza’ en el Congreso: PP y PNV aliados contra todo o casi todo lo que proponga el Ejecutivo. Y, junto a ellos, los catalanes de CiU.

Si se suman a los 153 escaños del PP los 11 de CiU y los 6 del PNV, el resultado es de 170, frente a los 169 diputados de los socialistas.

Pero, ¿es factible esta ‘coalición anti PSOE’? La lógica invita a pensar que sí. Para el PP, Zapatero es el culpable de la crisis económica que vive el país, y Rajoy el único capaz de solucionarlo; para CiU, los socialistas “juegan sucio” en algunas cuestiones (Mas dixit); y para el PNV, el Gobierno central es un “traidor”.

En definitiva, que confluyen tres partidos iracundos y con ansias de volver al poder, a los que los socialistas les han quitado el poder y que tienen posibilidades reales de acorralar al Gobierno. Sobre la mesa se encuentra un escenario factible, ¿por qué no?: el adelanto electoral.

No sé si los tres partidos estarán dispuestos a llegar hasta el final con tal de derribar a Zapatero. Lo que sí es evidente es que el presidente se ha granjeado una fama difícil de recuperar. Ahora sí tiene enemigos irreconciliables en la Cámara Baja, y eso le puede pasar una muy cara factura a la hora de aprobar leyes; aunque no sea precisamente un Ejecutivo muy prolífico en este asunto.

Y una posibilidad muy importante: obligar al Ejecutivo a adelantar las elecciones desestabilizaría el Gobierno de Patxi López, algo que aprovecharía el PNV, sin duda. Así que lo que ha sido el mayor logro de Zapatero (él lo ha reconocido públicamente) podría pasarle una dolorosa factura.

El adelanto electoral parece impensable. Pero, de aquí a las municipales de 2011, todo puede suceder. El debilitamiento gubernamental en el Congreso, ya sin el PNV como socio preferente, puede ser la clave. El presidente debe ponerse el mono de faena y trabajar duro. Zapatero se la juega en tres escenarios: el País Vasco, Cataluña y la carrera de San Jerónimo.

 

La china en el mocasín de Zapatero se puede convertir en un obstáculo mortal si la pinza PP-CiU-PNV fructifica. El desenlace, dentro de dos años.

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