Las encuestas sonríen al PP

         En el PP de Rajoy, es decir, en el grupo de dirigentes que rodean al actual presidente popular, todos están contentos porque todas las encuestas coinciden en señalar que si ahora hubiera elecciones generales, el ganador sería el partido de la gaviota por una diferencia que oscila entre los tres y seis puntos porcentuales sobre el PSOE.

         Por estar contento, lo está hasta Javier Arenas, porque por primera vez en muchos años, una encuesta encargada además por la Junta de Andalucía da como vencedor en unas elecciones autonómicas al PP, aunque en este caso por una diferencia muy ajustada, 1,6%, respecto al PSOE que encabeza actualmente en aquella Comunidad Autónoma el ex –ministro José Antonio Griñán.

         Arenas, un viejo zorro de la política –de hecho no se le conoce otra actividad desde que militaba en las juventudes democristianas- lleva recorriendo Andalucía, pueblo a pueblo, desde hace años, porque era precisamente en la Andalucía rural donde el PP “pinchaba” en todas las elecciones autonómicas, en parte por la tupida red clientelar, PER incluido, que había desplegado el anterior Presidente de la Junta, Manuel Chaves y, en parte, porque los del PP eran percibidos en esas zonas rurales como unos auténticos “señoritos”. Al parecer, Arenas ha conseguido romper esa barrera y ha conseguido que su partido tenga fundadas esperanzas de llegar a gobernar en esa Comunidad Autónoma.

         Las encuestas reflejan tendencias y en este sentido parece claro que el PP está bien situado no tanto por méritos propios como por deméritos del contrario, y mas en concreto por el enorme desgaste y desprestigio que está acumulando Zapatero con motivo de su incapacidad manifiesta para hacer frente a la crisis económica.

         Porque Rajoy, como líder político, por no ilusionar  no ilusiona ni a los suyos. No tiene capacidad de arrastre, eso que otros llaman “carisma”, algo que también queda reflejado permanentemente en las encuestas, donde el dirigente popular suele tener una valoración muy baja y un grado de confianza de la ciudadanía reducido. Pero, al final, es lo que hay, y para muchos votantes prima mas en estos momentos conseguir que Zapatero deje de estar en la Moncloa y evitar de esa forma que siga destrozando en términos políticos, sociales y económicos España, a tener una alternativa ilusionante y atractiva, que desde luego, el actual PP de Rajoy no encarna.

         Sabedor de esa situación, el Presidente del PP ha optado hace tiempo por no molestar, por intentar no cometer errores importantes, por no tomar posición sobre cuestiones que tengan un perfil polémico ante la opinión pública, por no defender con firmeza y decisión las ideas y valores que caracterizaron al PP cuando estuvo ocho años en el Gobierno o que caracterizan al centro derecha en aquellos países donde gobiernan con éxito, como pueden ser los casos de la Alemania de Merkel o la Francia de Sarkozy.

         Es una opción, la que ha tomado Rajoy, que tiene también sus riesgos. Porque aunque las encuestas le sean de momento favorables, quedan dos años para las elecciones generales y conocida es la capacidad del PSOE como maquinaria electoral y de propaganda para resurgir de sus cenizas. Es verdad que van a tener el lastre cada vez mayor que supone Zapatero, pero aun así, yo si fuera Rajoy no confiaría todo a los fallos del contrario. Intentaría, aunque fuese ocasionalmente y de penalti, marcar un gol en la puerta contraria. Esperar a que se lo meta el contario en su propia meta, aunque este sea Zapatero, insisto, tiene sus riesgos.

 
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