El grano de UPN

A Mariano Rajoy, después de haber conseguido una aparente paz interna tras el Congreso de su partido celebrado en Valencia el pasado mes de junio, le ha salido un grano molesto, pesado de soportar, con el que no sabe muy bien que hacer: si aguantar las molestias que produce y que sea lo que Dios quiera, o extirparlo. Conociendo la forma de ser del político gallego, no es difícil aventurar que optará, en la práctica ya lo ha hecho, por la primera de las posibilidades.

Resulta que Unión del Pueblo Navarro, la marca popular en la Comunidad Foral, quiere apoyar los Presupuestos Generales del Estado presentados por el Gobierno de Zapatero hace muy pocos días en el Congreso. El apoyo puede prestarse de dos maneras: la más clara, votando a favor, pero hay una segunda fórmula, la abstención, que es por la que se inclinan a día de hoy las huestes capitaneadas por Miguel Sanz.

Como en política no hay nada gratis, alguien se puede preguntar: ¿por qué ese apoyo directo o indirecto de UPN a Zapatero? La respuesta es muy sencilla: Sanz gobierna en Navarra, gracias al apoyo del Partido Socialista. Aunque UPN fue el partido mas votado en las elecciones forales de mayo de 2007, no consiguió la mayoría absoluta, por lo que durante varias semanas, el PSN estuvo barajando la posibilidad de formar gobierno con Aralar y con el resto de partidos, de corte abertzale y nacionalista, integrados en “Nafarroa Bai”.

Al final, Zapatero y Blanco se arrugaron porque de sobra sabían -y las encuestas que manejaban así lo reflejaban- que un gobierno de los socialistas en Navarra con partidos nacionalistas en un momento en que ETA había roto la “tregua”, no iba a ser entendido en el resto de España y les hubiese pasado factura en las elecciones generales de marzo de este año. Ese fue el verdadero motivo y no la “altura de miras” o “visión de Estado” esgrimidos a posteriori por los socialistas, para permitir, mediante su abstención, la investidura de Miguel Sanz como Presidente del Gobierno de Navarra.

Sanz sabe que si quiere seguir en el cargo debe de mantener contentos a los socialistas y ¿qué mejor forma de hacerlo que mostrando su disponibilidad a no oponerse a las cuentas del Estado? A corto plazo, el problema no lo tiene tanto UPN y Sanz, como el PP y Rajoy, que darían una imagen de debilidad y de incapacidad para mantener la disciplina si al final, tal y como todo hace prever, los dos diputados de la formación navarrista se ven obligados a no votar en contra de los Presupuestos. Se trasladará con ello una imagen de división y de falta de liderazgo que en nada favorecerá el futuro político del actual presidente del PP.

Pero además, el problema puede ser mucho mayor, si esa crisis que ya está planteada entre el PP y UPN acaba en la ruptura del acuerdo de colaboración que tienen firmado desde 1991. En ese supuesto, los principales beneficiados serían tanto el Partido Socialista como los partidos de corte nacionalista que son partidarios de una integración de Navarra en el País Vasco ya que el electorado de centro-derecha se vería abocado a tener que optar en las urnas o bien por el PP o por UPN con la consiguiente dispersión del voto que eso supone. Esta sería la consecuencia a medio plazo más grave de esta disputa que no tiene una fácil solución, porque Sanz necesita del PSN para mantenerse en el poder, y el PP no debería tolerar una muestra de desunión y de indisciplina tan grave si al final se consuma ese desmarque de UPN en la votación de los Presupuestos.

 
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